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Historia del semiorco




Grim'ug Capitán General de las tropas de Graul, Señor de los orcos que habitan en la región que rodea el paso del Orco Muerto. El paso del Orco Muerto se trata de un rocoso y profundo desfiladero situado al noreste de Sundabar. El río Rauvin ruge a través suya formando una serie de cataratas, rápidos y caídas que llenan el valle de brumas, dejando los senderos cercanos húmedos y resbaladizos.
Grim'ug es un orco poderoso y bastante inteligente, de ahí que se encuentre capitaneando las tropas de Graul. Como es normal en las filas orcas, y sobredimensionado por su posesión, Grim'ug tiene un harén compuesto por una humana y 4 orcas. La humana a la que llama “Blanquita”, siempre despectivamente, se cree que es la heredera de alguno de los reinos tomados por su ejercito. Las malas lenguas que dicen que fue incapaz de matarla por su belleza y por eso la acogió en su harén.
Blanquita, “Aleeles Whitelander”, es una humana de un carácter cálido, es bondad pura, no suele salir de la cueva donde mora Grim'ug. A base de los encuentros sexuales forzados entre Blanquita y Grim'ug, nació Graorzburz, un semiorco con unos rasgos poco orcos. Al lado de sus hermanastros de harén, era el más delgado, y según los orcos el más feo. Gorzug, el hermanastro con el que normalmente se solía enganchar a pelear siempre le llamaba “canijo”, pues según Gorzug, el nombre de orco se lo tenía que ganar.
Blanquita, su madre le intentó enseñar el camino resto, el camino del respeto a la vida y la protección de los otros, pero esos valores en la sociedad orca, y siendo hijo de quien era, el gran Grim'ug, no le ayudaba mucho.
Un buen día de verano, cuando Graorzburz tenía ya la edad de 17 años, mientras se adentraba con su hermanastro Gorzug, en la zona a explorar de Bosque Frio, una zona antaño de los dominios de los elfos salvajes, Graorzburz escaló un árbol para poder ver mejor. En el momento que Graorzburz llegó a la copa se quedó embelesado viendo tanta vida y frondosidad, cuando el primer sentimiento desaparecío, vio a lo lejano un par de Ettin que estaban atacando a una pareja de humanos, junto a un carro volcado. Se lo dijo a Gorzug y salieron corriendo para ver como los Ettin machacaban a esos humanos. En el momento que llegaron, escondiéndose en la maleza, moviéndose por las copas, empezaron a “disfrutar del espectáculo” cuando uno de los dos Ettin, el más alto de los dos, levanto su gran garrote,  Gorzug estaba disfrutando de la escena, pero a Graorzburz algo le habló. Algo dentro de él le decía que aquello no estaba bien. Vió delante suya un gran dragón, símbolo de Torm, allí al lado de la escena que miraba desaprobando la escena miró a Graorzburz y le dijo “Sigue el camino que tu madre Alelees te ha enseñado” . De repente Graorzburz saltó sobre el Ettin, sacando una daga, con la “buena suerte” que la daga se incrustó en una de los nucas del Ettin, y esté cayó al suelo revolviéndose de dolor.  Gorzug no podía creer lo que estaba viendo, o bien su hermanastro estaba loco, o bien, había visto algo que deberían tener ellos en vez de los Ettin y el mismo no se había dado cuenta. Gorzug decidió ayudar al semiorco, por si podía sacar tacada de ese encuentro. “Canijo, por Gruumsh” grito el orco, Graorzburz embistió al ettin sin poder derribarlo, pero realmente esa maniobra la aprovecho su hermanastro, mucho más grande, para alimentar esa embestida, y aprovechar que el Ettin estaba desequilibrado, para volver a embestir y derrobarlo. El golpetazo que le dio  Gorzug fue tan grande que el Ettin cayó al suelo, y ahí es donde  Gorzug aprovecho para clavarle su gran alfanje en el corazón. Seguidamente se fue a por el otro Ettin y lo remató de un solo golpe. Con la subida de adrenalina de este combate  Gorzug miró a los humanos y se tiro hacia ellos con la intención de destrozarlos también.  Graorzburz, se puso en medio del camino del orco, el orco se encontraba sudando, con los ojos desencajados y levantando su alfanje, Gorzug lo miró y le dijo” CANIJO, QUITA DE ENMEDIO, TU HAS EMPEZADO ESTO Y YO LO TERMINARÉ, POR GRUUMSH”
“No pasaras, Gorzug”, y tragando saliva le dijo “Estoy salvando a estos humanos”. El orco empezó a dar golpes contra el suelo, maldiciendo a los astros y a las razas inferiores como su hermanastro. “ME HE JUGADO LA VIDA POR TU POCA SANGRE ORCA, ESTO NO QUEDARÁ ASÍ” .
Gorzug, corrió hacia el bosque, dirección al paso del Orco Muerto, y desaparecíó en la espesura destrozando todo lo que encontraba por su camino.
Graorzburz, se quedó en el hueco del bosque mirando a los dos humanos, una pareja, de personas mayores, que iban vestidos con pobres ropajes. Les levantó el carro que estaba al lado tirado en el suelo. El hombre estaba aún temblando, pero la mujer, se acercó a  Graorzburz, le tocó la cara y le dijo, “Tu no sigues su mismo camino espiritual, tu tienes un camino propio, que incluso pocos humanos son capaces de seguir. Veo en tus ojos que culminarás tu camino, pero no podrás hacerlo si estás con ellos.” La mujer le dió un broche con forma de dragón, “Es el gran dragón. Él te dará la fuerza para predicar su hacer. Suerte en la Vida y en el campo de batalla”.  Graorzburz, la familia le regaló un gran espadón que llevaban en el carromato en agradecimiento, el espadón había pertenecido a su hijo, y ya por desgracia no lo podía usar.
Cuando el semiorco se acercaba a paso del orco muerto, veía una muchedumbre, y seguramente no sería de bienvenida. Nada más llegar se acercó su padre a él. Estaba rodeado por cientos de orcos y semiorcos, todos lo miraban con desaprobación. De su padre no salieron palabras, salieron gritos y golpes hacia su cara y hacia su estómago, cuando besó el suelo y sin poder moverse, lo agarraron y lo metieron en una celda. Graorzburz sabía que es lo que venía seguramente la muerte o la carcel eterna, había deshonrado a su padre. Pasaron los días y los días. Paso hambre como nunca. Lo sacaron al mes de la celda, su padre le preguntó, “¿ayudar o lucrarse?”  Graorzburz lo miró y le dijo “Ayudar”, un gran golpe volvió a caer sobre él, y lo metieron de nuevo en la celda. A los dos meses se volvió a repetir la misma acción, y se resolvió de la misma forma. A las dos semanas, una noche con una gran bruma que venía del lago cercano, y esa bruma fue aprovechada por Alelees, se acercó a la celda, la abrío y le dijo, “hijo, huye y encuentra tu camino” le dió un beso y se fué dejándole en el suelo el totem del dragón y el espadón, envueltos en una tela que olía a ella.

El semiorco corrio hacia el Sur, atravesó hacia Sundabar. En Sundabar se encontró con un clérigo de Horus-Re que necesitaba llegar a Freeport para encontrar uno legajos sobre Horus-Re y Graorzburz decidió acompañarle y protegerle, a cambio de conocimiento.

Comentarios

Red Langosta ha dicho que…
Muy bien, papardiero, eres un crare.

PD: Se te ha colado un Uthgar por ahí al final cuando creo que te referías a Horus-Re.

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