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Asalto a MonteCardo



… Tal y como ya sospechábamos, nos estaban esperando. Ni nosotros ni ellos dudaron un solo
instante de que volveríamos. Tras abrirse el doble portón del fuerte, una decena de trasgos y
cuatros de sus espantosos perros de guerra se abalanzaron con demencial furia sobre mi y mis
compañeros. A pesar de triplicarnos en número y de haber tenido tiempo de prepararnos la
emboscada, no tenían ninguna posibilidad contra nuestro experimentado grupo. 





Cómo era de esperar, la magia de Glim y sus soporíferos hechizos diezmaron a sus tropas como
si nada, mientras los demás dábamos buena cuenta del resto de enemigos en apenas unos
segundos. Por si algún habitante de la fortaleza no se había enterado, el furor de la batalla y los
gritos de los goblins moribundos dieron el aviso definitivo. Los incursores de Cala Arenosa había
regresado... ¡y venían dispuestos a arrasar con todo el que se interpusiera en su camino! 


Superado el funesto recibimiento de los trasgoides, nos aprestamos a explorar el interior de
Montecardo con premura pero sin perder la formación y la disciplina militar, pues toda precaución
es poca en estos avatares. Peinamos todas las estancias que se abren a nuestro paso, limpiándola
de cualquier enemigo con el que nos topemos. Eliminamos a sendos vigías que se apostaban en las
torres más elevadas y exploramos un patio interior, donde encontramos los cadáveres de dos goblins
aplastados por a saber qué monstruosidad. 


Multitud de puertas delimitan las múltiples salas de la fortaleza en toda la planta superior. Obviamos
un par de escaleras descendentes, pues preferimos asegurar este nivel antes de sumergirnos en los
subterráneos. Finalmente llegamos a una enorme cámara, que parece ser una especie de Sala del
Trono. Allí nos espera el jefe del clan goblin, el famoso héroe trasgo  Ripnuggets, Señor de
Montecardo, a lomos de un gigantesco lagarto y flanqueado por tres de su guardias de élite. Para
empeorar las cosas, junto a ellos encontramos a Gogmurt, el malvado druida goblinoide que logró
escapar con vida en el ataque del día anterior.




Sin demorarnos  más, nos lanzamos al ataque. Dorkas arremete contra Gogmurt, a sabiendas de que
su magia puede ser el factor desequilibrante en esta batalla. Yo y Glim potenciamos a la bárbara con
nuestra magia, convirtiendo su ya prodigiosa fuerza en una auténtica máquina de sajar y matar,
mientras Stolas dispara sin tregua a un ritmo vertiginoso flechas por doquier. Tal y como imaginábamos,
caído el druida, la balanza se torno a nuestro favor con rapidez. En apenas unos momento, damos
buena cuenta del geeko y del mismísimo Ripnugget y de sus guardias de élite. 


Tras saquear los cadáveres y las estancias de fenecido líder trasgo, y conociendo que las catacumbas
de la fortaleza aún nos depararían retos más desafiantes, decidimos regresar a la villa a reponer
fuerza, llevando con nosotros un desnutrido y malherido jamelgo que encontramos con encerrado en
una de las cámaras del lugar. Los malditos goblins se había cebado con él, en su irracional odio por
tan nobles animales.


Tras reponer fuerza y dejar a buen recaudo al caballo, regresamos de madrugada al zarzal y su
repugnante fortín. Jamás vi lugar más nauseabundo y asqueroso, y antes creo que me vería vencido
por las náuseas que por sus despreciables ocupantes. Más que una fortaleza, aquello parecía un
estercolero, puaj!


Gracias a experiencias pasadas, teníamos la certeza de que las escaleras descendentes nos llevaría
a mayores peligros. Bastaba con ver las primeras cámaras a la que llegamos, que en nada se parecía
a las salas superiores… De nuevo, nos sumergíamos en las antiguas ruinas de Netheril. Cómo si nos
enviase un guiño de su antaña poderosa magia, nos topamos con una malvada hechicera a la que
dejamos fuera de combate con rapidez. La atamos bien y la despojamos de sus pertenencias, con la
intención de llevarla presa más adelante ante las autoridades de Cala Arenosa. Pero no son los
tesoros que portaba lo más valioso que obtenemos aquí. Multitud de pergaminos y anotaciones en
papel nos revela su relación con Nualia y Tsuto, además de los planes de batalla contra Cala Arenosa.
Confirmamos pues que un nuevo ataque mucho más poderoso se está fraguando… Una vez más,
volvemos a leer referencias a la Bestia Susurrante, al parecer un demonio antiguo que la desaparecida
medio-celestial pretende convocar para a saber qué… pero seguro que no debe ser nada bueno…


Las cámaras inferiores son mucho más interesantes que las de la superficie. Cruzamos puertas que
nos llevan a nuevas salas, En una de ellas aparece dibujada en sus paredes y techos escenas de
batallas entre goblins, humanos, perros y caballos, pero una imagen nos perturba a todos: La de un
gigantesco goblin monstruoso que se esconde en el interior de la descomunal cabeza que hace las
veces de soporte de la fortaleza...Si las proporciones de la pintura son exactas, ese trasgo debe tener
al menos 10 metros de altura! Sin poder quitarnos de la cabeza la espantosa posibilidad de que ese
ser sea real, continuamos la exploración. Accedemos a unas grutas naturales, donde una aberración
con forma de calamar tiene la intención de convertirnos en su almuerzo, pero acaba siendo nuestro
aperitivo ;)




Los pasadizos parecen no tener fin, el complejo subterráneo es enorme. Sin saber cómo, llegamos a
otra estancia con múltiples puertas. Al abrir una de ellas, nos topamos con un enorme osgo, al que
damos muerte en un instante… Sorprendentemente se trata de Bruzthamus, otro de los héroes
gobins de la zona, al que interrumpimos en un lujurioso momento, encerrado allí con 4 mujeres
goblins, al parecer el harén de Ripnugget. He aquí cuando nos surge una duda moral… dar muerte a
las hembras trasgos y a sus monstruosos hijitos (que encontramos en una cámara aledaña) o dejarlos
vivir. Nos decantamos por lo segundo, asegurándonos de encerrarlos en una estancia para que no se
les ocurriese avisar a nadie de nuestra presencia, con la promesa de liberarlas una vez hubiésemos
terminado de explorar el lugar… Y es que el mal no está en la esencia de los seres, sino en sus
acciones, y aquellas pobres desgraciadas no nos habían hecho nada malo… 




Atravesamos una puerta más, ya hemos perdido la cuenta de portales y salas que hemos recorrido. De
bruces nos encontramos con un guerrero humano, que se abalanza para matarnos. Pero Moradin
atendió a mis oraciones y paralizó en un instante al hombre, sin necesidad de causarle más daño. Lo
atamos y lo interrogamos. Su aura no emana mal alguno, a pesar de todo. Descubrimos que se llama
Orik y que es un mercenario al servicio de Nualia.. otra vez ese nombre! ¿Pero dónde diablos está esa
maldita por cuya causa tanta sangre se ha derramado? Será que nos estamos ablandando o qué nos
volvemos más sabios, tal vez. Sea como fuere, dejamos en libertad a Orik para que se aleje de tanta
maldad y retome su vida lejos de Nualia y su perversidad. Confío en que el futuro nos vuelva a reunir, y
quizá esta muestra de clemencia nos reporte su ayuda en el futuro… En un mundo donde el horror y la
maldad campa por sus anchas, no es mala idea tratar de labrarse la amistad de aquellos cuya naturaleza no lo es…

… Y aquí estamos, delante de una doble puerta que, según Orik, da acceso a la cámara de invocación
de Nualia, donde canes guardianes al parecer la vigilan. Esperemos que en su interior solo haya un par
de perros-trasgos y no otra cosa… algo más grande y más malvado!!!...


Comentarios

Juanjo ha dicho que…
Buenísima!!!! Geniales las imágenes, estamos subiendo el nivel muchísimo, la primera es espectacular!
Martin Painter ha dicho que…
Desde luego la primera imagen plasma a la perfección el asalto a la fortaleza. Muy buena crónica Paco!! Esperemos que este subidón de moral tras la última partida no nos distraiga de los peligros que nos aguardan
Red Langosta ha dicho que…
Muy, pero que muy guapa. Y eso que aquí sólo se transmiten pinceladas de la partida real. A ver cuáles son los fuegos artificiales que os tiene preparados Juanjo para acabar el libro.
Martin Painter ha dicho que…
Pues ya podemos oler la pólvora de dichos fuegos, estamos al final del primer libro, las luchas ganan en intensidad y dificultad.
Dorkas ha dicho que…
Partidaza y crónica chulísima.

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