Estamos desolados tras la huída de Trinia, nos paramos a registrar su casa con la esperanza de encontrar alguna pista que nos lleve hasta ella, pero no hallamos nada.
Hemos de volver a Bolchenek con la mariscal Kroft, por mucho que nos avergüence, Cressida debe de ser informada.
Al día siguiente nos recorremos todos los gremios de artistas que hay en Korvosa buscando información, nadie sabe nada de Trinia, ha desaparecido, es como si la tierra se la hubiera tragado. Variel propone volver a su casa: -"Quizás vuelva de nuevo cuando todo se calme".
De regreso al barrio de las Tejas, un deja vu nos golpea a todos cuando vemos una sombra que corre por las escaleras, hacia la casa de Trinia. Morgana susurra extrañas palabras al viento, el grupo ve como la sombra se desploma antes de que pueda llegar al piso de arriba.
Nos acercamos y vemos al mismo niño que días atrás avisó a Trinia de nuestra llegada, durmiendo plácidamente en el suelo, pensamos por un momento que Trinia ha regresado, pero no es así, el pequeño vigía quería alertar al resto de vecinos, ni rastro de la pintora. Lo despertamos para ver si puede darnos alguna información que nos ayude en nuestra búsqueda.
-"Despierta chico, ¿dónde está Trinia? Hemos venido para ayudar".
-"¡Mentirosos! No os creo" dice el niño con la cara llena de mocos y lágrimas. "Por vuestra culpa la han capturado, por vuestra culpa mi amiga va a morir".
-"¿De qué hablas zagal?" le pregunta Bensa, "¿quién ha capturado a Trinia?".
-"¡Los Caballeros Infernales! La encontraron tras escapar de vosotros, es vuestra culpa, ahora está en los calabozos del castillo de Korvosa y nunca más la volveré a ver".
Las palabras caen como losas de piedra sobre nuestras cabezas, debemos de volver nuevamente a Bolcheneck, puede que Cressida mueva algunos hilos y podamos acceder al castillo para así hablar con Trinia, -"Seguro que podrá" balbucea Irún.
Al acercarnos a la ciudadela el ambiente se vuelve a notar enrarecido y agitado, algo ha pasado. -"Perdona soldado, ¿pero qué ocurre? ¿por qué estáis de nuevo formando las patrullas con tanta prisa?"
-"¿Es qué no os habéis enterado? Las revueltas se han recrudecido, la gente está descontrolada, la escalada de violencia no para de crecer. Pero eso no es lo peor, han asesinado a un joven shoanti, ajusticiado delante de todo el mundo. Ahora mismo el embajador shoanti está con la mariscal, quién sabe lo que estará pasando allí dentro" Nos señala la sala de guerra, el edificio de tejas verdes que tan bien conocemos.
Entramos directamente y nadie nos para, parece que incluso nos estuvieran esperando. De pie se encuentran Kroft y un shoanti con una calavera blanca pintada en el rostro, sus ojos blancos como la nieve nos miran directamente uno a uno.
"El nieto de Mil Huesos, ha sido asesinado por una turba en Korvosa".
Nos quedamos inmóviles al descubrir la noticia, mientras una voz ronca y profunda continúa la historia.
-"Ni en mis peores pesadillas pude imaginar que mi nieto acabaría así, el dolor es profundo, muy profundo, mi nieto está muerto y viejos odios resurgen como ascuas entre las cenizas". "La mente de mi hijo está nublada por el dolor y la ira, no piensa con claridad, clama venganza para poder olvidar su dolor. Ahora mismo está hablando con el resto de clanes, para organizar un ataque a gran escala y llenar de sangre las calles de Korvosa". "Tenemos que evitar una guerra".
Tragamos saliva, mientras Mil Huesos continúa hablando.
-"Puede que podamos aplacar la ira de mi hijo, pues el dolor que siente no es sólo por la pérdida, sino también porque se le ha negado el derecho de poder despedirse de su hijo. Es primordial darle un funeral a mi nieto, pero para ello necesitamos su cuerpo".
"Necesito que encontréis los restos de mi nieto. Gracias a un antiguo ritual, he podido saber que se encuentran en el distrito de los alfareros, en las Madrigueras Muertas, los tiene alguien llamado Rolth Lamn, no quiero saber por qué están allí, solo quiero que me los traigáis de vuelta, para poder acabar con esta espiral de locura".
Inclinamos la cabeza, sin decir nada, miramos a Kroft y ella asiente. Salimos corriendo en dirección a las Madrigueras Muertas.
El lugar es un cementerio lleno de pequeñas tumbas, agujeros y nichos. Sólo hay un edificio, un antiguo mausoleo, custodiado por dos gárgolas desgastadas por el paso del tiempo. Entramos en su interior y bajamos unas escaleras, un olor a muerte y putrefacción inunda toda la estancia, es el comienzo de nuestro descenso a los infiernos.
Describir todos los sucesos que acontecieron, es igual que recordar un mal sueño, salas llenas de esqueletos queriendo matarnos, zombies, calderos, Osobuhos resucitados, estirges , gnomos de las profundidades, muerte, otyughts descontrolados, trampas mortales, salas secretas, pasillos llenos de huesos y calaveras, moribundos encarcelados, abominaciones cosidas con piel y hueso, semiogros deformados... Una tumba; aquel lugar era una tumba en vida.
Y el enterrador que diría todo aquello no era Rolth Lamn, sino Vreeg, un escurridizo svirfneblin al que dimos muerte tras un combate que nos dejó completamente exhaustos.
Pero tras recorrer todo el mausoleo, pudimos encontrar los restos del nieto de Mil Huesos; Bensa lo transportó con todo el cuidado y respeto que se merecía, hasta entregarlo a Cressida Kroft, quien confiaba en que este gesto de buena voluntad calmase la ira de los shoanti.
Antes de despedirnos, Kroft tiene algo más que comunicarnos:
-"Gracias por haber encontrado y traído los restos, pero hay nuevas noticias de Trinia". "Tras ser interrogada en palacio, han anunciado su sentencia de muerte. Mañana será ejecutada ante todos los korvosanos; quiero que me acompañéis a su ejecución".
La mañana siguiente marchamos en formación junto a Cressida Kroft y la guardia de la ciudad, en dirección a la plaza Mayor de Korvosa, todas las calles estaban abarrotadas de gente:
-"¡Muerte a la asesina!"
-"¡Justicia, justicia, justicia!". Grita la gente desde sus balcones.
Al llegar a la plaza, la gente celebra con alegría la ejecución de Trinia.
La Reina llega con su séquito, llamando poderosamente la atención el nuevo grupo de la guardia real formado por caballeros de armadura plateada y adornos de color rojo. El discurso de Ileosa llegó al pueblo, que la aclaman con vítores incesantes.
El verdugo asciende por las escaleras hasta el escenario principal donde le esperaba Trinia entre sollozos y súplicas de perdón. Con su hacha impoluta se acerca lentamente hasta la condenada. Pero de manera súbita un puñal se clava en la mano del verdugo dejando a la muchedumbre enmudecida.
Un hombre vestido totalmente de negro salta junto a Trinia y comienza a liberarla mientras grita:
-"¡Pueblo de Korvosa!¡Habéis sido engañados!¡Está mujer no es ninguna asesina!"
"¡Todo esto no es más que un burdo teatrillo para acallar vuestras voces!¡Una mala historia urdida por una sola persona, Ileosa!"
"¡Pero yo no dejaré que el mal se adueñe de Korvosa!¡Es hora de impartir verdadera justicia, korvosanos!¡He vuelto, Black Jack ha regresado!"
La gente enloquecida grita:
-"¡Black Jack ,Black Jack ,Black Jack!"
-"¡Ha regresado, nuestro héroe ha regresado!"
Los guardias corren para capturar al intruso, mientras que la reina se retira escoltada por sus guerreras.
El verdugo se dirige directamente hacia Black Jack blandiendo su hacha, pero se desploma justo a sus espaldas, Black Jack lo mira extrañado. Pero no puede detenerse mucho más, con Trinia liberada, ambos saltan y corren por las murallas de Korvosa golpeando y esquivando a todos los guardias que salen a su paso.
En la parte más alta del lugar, en el mismo filo hacia el abismo, Black Jack agarra a Trinia y mirando a todos los presentes, justo antes de ser apresados dice...
-"¡Adiós korvosanos, nos volveremos a ver!".
...Y caen tras la muralla, desapareciendo en el vacío.
Comentarios
Muy buena, Martín, orador oficial de esta campaña.
Y sí, algunas caretas están cayendo en Korvosa mientras otras vuelven a aparecer como la de blackjack.
Y si la pobre Cressida piensa que no paran de aparecer problemas en Korvosa, que se agarre fuerte porque empieza el segundo libro.
Muy buena crónica Martín