Mystra, creo que terminaremos volviéndonos locos si no salimos pronto de aquí. Aún yace la fata enloquecida a nuestros pies cuando el cansancio hunde nuestros hombros, cosa anormal en la que sin duda tiene mucho que ver el ambiente opresor que nos rodea, y decidimos regalarnos una noche de relativa paz en Barovia. Ahora me pregunto cuanto tiempo pasará hasta que podamos disfrutar de un poco de paz.
Ante nuestra desorientación en la búsqueda, decidimos acudir a posiblemente la única compañera fiel que hemos tenido en este maldito demiplano. Madame Eva. Y ni siquiera eso nos respetará Strahd y su condenada corrupción, Azuth le lleve.
En nuestra última charla con nuestra querida Madame Eva transluce parte de su nolstalgia anticipada, de sabiduría milenaria al borde del olvido por culpa de un bastardo cuya locura ha arrastrado ya demasiadas almas.
A poco camino encontramos el tercer templo, y con él, la verdadera forma de Madame Eva:
No acude sola a la batalla. En un instante que transcurre en menos tiempo que un pensamiento, Glaoburz y Radek han acabado con un gigante que atrona el suelo con sus pasos. Mientras nos abalanzamos sobre Madame Eva, unos ogros nos cierran el paso, nada que Ravic y Lagherta no puedan solucionar...y un truco de magia reduce casi cuatro metros de ogro a un sapo que en este momento debe estar luchando por comer insectos del pantano...la magia arcana proporcioba un placer en imponer justicia del que pocos métodos pueden presumir. Una vez allanado el camino, poco puede hacer Madame Eva. Lo peor es la conciencia de que ya llevaba mucho tiempo resignada a la muerte en este momento y este lugar.
Desgraciadamente, no podemos permitirnos flaquear ahora. No podemos permitirnos la tristeza: somos los Héroes de Freeport. Y en poco tiempo, damos lugar a la criatura que oculta la conjunción de los tres templos: una amalgama de dragones y espíritus.
El combate es duro. Junto a una fuerza y rapidez excepcional, el dragón es capaz de sacar fuera de combate a nuestros dos luchadores, toda vez que ya han descargado sus armas varias veces sobre él. Sólo queda un momento antes de que nos abata. Sólo queda un resquicio entre los cuerpos de mis compañeros para dirigir mi magia con toda su potencia sobre el monstruo. De forma casi inconsciente, dejo que la energía arcana me inunde en todo mi ser, encauzándola en un rayo certero de energía positiva. Ni este dragón puede resistir tal descarga, pienso mientras caigo al suelo de rodillas, exhausto, contemplando como el dragón estalla en una explosión de luz blanca.
Como la luz que está empezando a bañar Ravenloft. Strahd, sé que piensas que esto es sólo un juego. Que nadie puede hacerte frente. Pero estamos decididos a acabar con esta oscuridad, a liberar este pueblo, a terminar esta locura.
Somos los Héroes de Freeport.
Comentarios
Además, mientras que en otras omites partes por resumir, esta está bastante completa, con buenos detalles como la última batalla.
Una vez apagados los ojos de Madame Eva, el destino vuelve a mostrarse oscuro e impredecible ante vosotros. Y, al igual que Madame Eva, hay otra criatura esperándoos... La diferencia es que ella no ha visto el desenlace de esa lucha. Ni los ojos de Madame Eva llegaron a verlo.
Vamos a echar de menos la campaña y las narraciones. Que estás semanas de sequía nos sirvan para valorar como se merece los buenos ratos que hemos pasado y nos haga pillar con más ganas la siguiente aventura en la que nos embarques.
Por los Héroes de Freeport!
Y, dicho esto, tengo que aprovechar para daros las gracias.
Hace años colgué la chaqueta de master quemado, desilusionado y de forma definitiva, sin la más mínima gana de repetir la experiencia. Por eso, cuando Juanjo, tras dirigir por tanto tiempo la "Hoja Roja", dijo que necesitaba un descanso, ofrecí dirigir Freeport por puro compromiso. Total, ya había preparado esa campaña en el pasado y tampoco me costaría mucho volverla a tener a punto. Pero el objetivo era claro: algo corto y sin pretensiones. Lo justito para que Juanjo repusiera fuerzas, daros el final feliz de Freeport y volver corriendo a la campaña de la Hoja Roja.
Y, aunque comencé a dirigir sin ganas, sí trabajé las partidas sólo por seriedad. Al ver vuestra respuesta tan positiva desde la primera partida, poco a poco fui recobrando la ilusión que tenía cuando comencé a dirigir por primera vez. Poco a poco me devolvisteis las ganas... Hasta el punto de hacerme cambiar de opinión y, de querer hacer algo corto, he pasado a retomar una campaña larga que tenía como borrador en la cabeza y descarté hace años, y acabar perfilándola y desarrollándola... Preparando con ganas más y más material y deseando que lleguéis a donde os quiero llevar.
Con vuestra actitud habéis hecho que recupere algo que di completamente por perdido hace tiempo. Así que, aunque me llaméis intenso: Gracias.