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Mostrando entradas de febrero, 2019

Una vieja amiga

Mystra, creo que terminaremos volviéndonos locos si no salimos pronto de aquí. Aún yace la fata enloquecida a nuestros pies cuando el cansancio hunde nuestros hombros, cosa anormal en la que sin duda tiene mucho que ver el ambiente opresor que nos rodea, y decidimos regalarnos una noche de relativa paz en Barovia. Ahora me pregunto cuanto tiempo pasará hasta que podamos disfrutar de un poco de paz. Ante nuestra desorientación en la búsqueda, decidimos acudir a posiblemente la única compañera fiel que hemos tenido en este maldito demiplano. Madame Eva. Y ni siquiera eso nos respetará Strahd y su condenada corrupción, Azuth le lleve.  En nuestra última charla con nuestra querida Madame Eva transluce parte de su nolstalgia anticipada, de sabiduría milenaria al borde del olvido por culpa de un bastardo cuya locura ha arrastrado ya demasiadas almas. A poco camino encontramos el tercer templo, y con él, la verdadera forma de Madame Eva: No acude sola a la batalla. En un

Naturaleza corrupta

Frente a lo que cabría esperar, encontramos a nuestros caballos aguardándonos en la linde del bosque, donde hace jornada y media los dejamos. Serán los únicos seres que respeta este maldito lugar. Mystra, que sitio tan rebosante de oscuridad y corrupción. Un vago recuerdo en las gentes de Barovia nos pone en la pista de una antigua Fata, aparentemente acantonada en los bosques del sur. Lo que me quedaba por ver, al poco de adentrarnos en el bosque nos damos de bruces con elfos licántropos! No concedo mucha importancia a estos individuos, y a pesar de que uno de los lupinos me derriba y tengo que aguantar su pestilente aliento en mi cara mientras sus dentelladas buscan mi garganta, confío plenamente en las hojas de los guerreros que estoy seguro acabarán con estas alimañas. Como de hecho ocurre, si bien mi sobrecapa de viaje y camisa sufren, dejándome una apariencia de errante en el bosque. Alguien pagará por esta indignidad. Encontramos el cubil de los licántropos, y no es es