El largo camino dorado llega a su fin. La niebla matutina se abre en las altas montañas para revelar ante nuestros sorprendidos ojos un prodigio de milenaria arquitectura. La legendaria megápolis olvida de Xin-Shalast aparece ante nosotros. Sus gigantescos edificios brotan por doquier a través del valle, bajo la impávida mirada del pétreo rostro de Karzoug, esculpido en la ladera de la cumbre del Mhar Massif. Lo primero que llama nuestra atención son las descomunales proporciones de las construcciones de la ciudad. Gruesas murallas de negro basalto, flaqueadas por enormes torres del mismo material y de varias decenas de metros, guardan la entrada al mítico enclave del Señor de la Avaricia. Un mar petrificado de oscura lava volcánica cubre toda la falda lateral derecha de la meseta, como recordatorio de una antaña catástrofe que acabó engullendo parte de la ciudad. El viento arrastra las notas disonantes de una flauta. La melodía lleva acompañándonos todo el viaje de ascenso al val...
Frikadas & crónicas del entorno rolero, fetenero y phoskitero cordobés