Después de los avatares acontecidos tras nuestra llegada a
Freeport, finalmente nos dirigimos al dichoso Templo de Oghma, esa deidad aburrida
que está todo el día leyendo y coleccionando libritos. Seguro que Pharaun,
nuestro ratón… digo mago de biblioteca estará bien feliz de ingresar en su
morada! Jejeje
Como somos la mar de previsores, por la cuenta que nos trae,
nos dividimos en dos grupos, a saber: por un lado Pharaun y el bichaco de
Graorburz (ya te vale, anda que el mago es tonto jajaja) y por el otro
Ravic-Aten, nuestro enfermero ambulante (que no lea esto :S), Lagertha, la
musculosa guerrera de extraño nombre reptiliano (bromita J)
y un servidor, hondero “salvador de aventureros”, Radek Musgoverde y demás
lindezas, por la gracia de las balas de
piedra de mi honda ups! (la modestia por delante ;) )
Henos aquí, en tierra extraña y hábitat aun más peregrino
(al menos para quien os narra), dándole vueltas a la sesera, buscando alguna
información que nos sacase del callejón sin salida en el que estábamos.
Ravic-Aten, haciendo gala de su diplomacia y a la sazón de que era el único con
cierta dignidad para que fuese atendido en tan sagrado lugar, consiguió que un
novicio del templo nos llevase a presencia de Milos, secretario y lugarteniente
al servicio del sumo sacerdote Thuron… Poca información sacamos de ahí, al
menos en la memoria; menos mal que uno es de dedos ligeros y de poco seño, así
que lo que no te digan, que te lo cuenten. Como quien no quiere la cosa, cierto
documento apareció minutos después en mi bolsa, para que luego digan que un
mediano no puede hacer magia jeje.
Era hora pues de salir por patas… previsiblemente, cada grupo
abandonó el templo por separado; afortunadamente, no tardamos en ir caminando
juntos, a pesar de que nuestra paranoia nos advertía de que cientos de ojos
inexistentes seguían nuestros pasos. De no haberlo hecho así, lo mismo aquel
silbido de virote disparado desde una ballesta allá en las alturas, que
anunciaba problemas, hubiese acabado de mala manera…
¿Bandidos, asesinos, gente aburrida típica de Freeport?
Quién sabe, y en ese momento, que narices importaba… había que dar buena cuenta
de ellos, y más cuando por la espalda nos aparece un hacedor de magia! Al
ataquerrr!!! Pim, pam… pum! Ahora si, como un equipo veterano, nos
desembarazamos de los rivales, haciéndoles morder el polvo como merecían! Tras
el saqueo de rigor, nada de interés excepto una daga firmada con una misteriosa
letra “L”. ¿A quién se le escapa que era de Lucius? Una nota de uno de los
gañanes nos daba además una dirección a seguir: La Gaviota Negra…La cosa se
ponía peligrosa, pero muy interesante…
Como era de esperar, la tal gaviota era otra apestosa y
repugnante posada portuaria de la ciudad. Haciendo gala de paciencia y de un
extraordinario estómago, nos atrevimos a sentarnos en una de sus destartaladas
mesas y pedirnos (que no bebernos) una jarra de ponzoñosa cerveza (alguno que dio
un sorbo puede corroborarlo, puaj!). Esperábamos encontrar tal vez a Lucius por
allí, o a algún monstruoso capitán de barco pirata, quien sabe, pero nunca a un
escuálido y nervioso personajillo que, con poco disimulo y menor tiento, se
dedico a llamar la atención en la taberna, para luego largarse por patas… ¿No
estaba pidiendo a gritos que lo siguiésemos? Se aceptan opiniones :S
Todo aventurero tiene sus virtudes, pero no conozco a
ninguno cuya paciencia sea infinita… Estábamos agotados, cansados y cabreados a
más no poder, y sin otra pista que seguir, al capullín manojo de nervios al que
perseguíamos le toco pagar el pato. Lo rodeamos e interrogamos, para terminar
como corresponde, cercenádole la cabeza de pura impotencia… Es lo que tiene
cuando no piensas con claridad y pierdes 5 monedas de cobre en sobornar al
posadero de turno para que te de una información que no sabe; Por suerte, nos
agarramos a nuestra última pista, algo que parecía banal y sin la menor
importancia, surgida en las últimas palabras de aquel simiesco y aterrado tipo
al que nuestro semiorco “paladín” dio digna muerte… La dirección de una casa
donde llevaba comida por orden de no se quien que lideraba no se que hermandad…
no es desesperante? Uff…
En ese momento, nuestra soberbia y sobradez (no es bueno
ganar más de un combate seguido jejeje) nos impulsó a lanzarnos tras esta
endeble pista como el burro que persigue sin cesar la zanahoria que nunca
alcanza… Y allí nos hallábamos, ante la puerta de una destartalada casa supuestamente
abandonada en una estrecha calle “demasiado transitada”! ;).
Haciendo alarde de mi
inconfesable profesión, y con la cobertura
mal disimulada de mis compañeros (que no nos pillen!), logré abrir la
intrincada cerradura del portón de madera. En el interior, y una vez fuera de
la vista de miradas indiscretas, encendimos nuestros fanales y antorchas, para
encontrarnos en el interior de un viejo y polvoriento edificio. Una trampilla
que llevaba al sótano del mismo, nos condujo hasta una especie de bodega llena de
barriles, detrás de uno de los cuales localizamos una entrada escondida. Unas
escaleras empinadas descendían a las profundidades de la tierra…
¿Qué pasa cuando no hay orden ni concierto, y todo el mundo
baja la guardia y las “escaleras” en tropel? Pues que un semiorco avanzado cae
en una trampa de pozo como quien no quiere la cosa, se mete un ostión y nos
duele a todos más que a el mismo… que nos sirva de lección!, nos dijimos, y
desde ese momento, un servidor se puso en vanguardia en busca de trampas, puertas
secretas (como mola decirlo, pero que mal queda en el relato XD) y demás
posibles obstáculos.
Tras las escaleras, un pasadizo con varias puertas laterales
se perdía en la oscuridad… Abrimos la primera y encontramos una cámara
cuadrada, con paredes veladas por cortinajes (que le vino de perlas a esa Mano
de Mago yujuuu!!... si, le encontramos utilidad al hechizo, para que veais! XD)
y varios cofres arrimados a la pared de enfrente.
Para que puse un pie dentro… un ruido como de golpes huecos
retumba en la sala, mientras del suelo se elevan como hechizados por algún
conjuro ancestral multitud de seres esqueléticos (literalmente, en los huesos…
:S) que se abalanzan hacia mi persona como si no hubiese un mañana… Y ahora si,
la pregunta tiene su respuesta… para que vale un Sacerdote, a parte de para
curar? Adivina, adivinanza… creo que nuestros huesudos amiguitos tienen la
respuesta, más yo no la diré… y ellos menos, después de haber quedado reducidos
a astillas… otra vez, literalmente jeje
Alegría, alboroto y otro perrito… palote! XD… Locura y
desenfreno! Miles de monedas de oro y plata, gemas brillantes y joyas relucientes!
Ni que fuese el tesoro de Smaug, aquel dragonzuelo rico a mas no poder,
habitante de otro plano que quieran los dioses
no se le ocurra al DM traernos de visita, pero vamos, como si lo fuese
jeje. En los baúles, una vez abiertos por el genio sin igual del mejor pícaro
de todos los tiempos (o sea, moi!) se escondía
el tesoro soñado por todo aventurero de baja estofa (o sea, nosotros), así que
imaginad el revuelo…
Si ya imaginasteis el revuelo al hallar tan áureo hallazgo, no
os será difícil imaginar el agudo griterío poco varonil que surgió al ver que,
en el pasadizo, unos seres mitad hombre, mitad serpiente, atraidos sin duda por
nuestro cacofónico vocerío , esperaba pacientemente el fin de nuestra
celebración para lanzarse sobre nuestros gaznates al grito de “te voy a pegar
un bocao que vas a flipar en colores!”… La literalidad de esta frase es
conocida por nuestro amigo semiorco paladín, por lo que cualquier tipo de duda
o consulta al respecto, pueden formulárselas directamente a él jejeje
Sabeis cuando dices se acabó? Reinicio? Reset? Empezamos de
cero?... Pues era eso o salir por piernas, a gatas o arrastrándose, cualquier
opción era viable y aceptable! Menudo combate (ya, menudo soy yo eh? Venga, va,
mamones, decidlo…!!! XD). Resumiendo:
Graorburz cae como buen paladín, combatiendo delante y flipando bajo los
efecto de a saber que veneno… Pharaun hechiza a la mitad de los bichos, pero
como buen mago que es, cae en combate cuerpo a cuerpo…Lo mismo el que no cayese por los ataques enemigos no es relevante, pero lo dejo caer XD (eh? semiorco paladín flipao por el veneno y de nombre impronunciable? XD)... Los demás eliminamos al
enemigo por los pelos, cogemos a nuestros maltrechos compañeros (al paladín lo
tumbamos de nuevo, porque se le fue la chota y nos arreaba a nosotros como si fuésemos
lagartijas) y corre que te corre en busca de Desi y su posada amorosa (a que
sí, Pharaun? ;) XD).
Allí pasamos el día… bueno, entre la posada “La Pluma del
Estudiante” (uhh!!) y el Mercado, y lo pongo en mayúsculas, el puto MERCADO que
nos proporciona oro extra (vendemos todo lo que pillamos, esté manchado de
sangre o no, así es Freeport!! Jejeje) y nos abastecemos de ricas pociones
curativas y otros pertrechos, PORQUE SINO, NOS VAMOS A MORIR!!!... Eso, que
para el lector, resultaría evidente, nosotros lo descubrimos en esos impases :S
Cuando menos lo esperábamos, y de hecho cuando ya el cumplir
nuestra misión (encontrar a Lucius) era algo secundario… adivinad quien aparece
en nuestra posada! El mismo Lucius! Y con toda parsimonia nos insta a dejar de
buscarlo (lógico no?) pues ya estaba de cuerpo presente ante nosotros y
supuestamente, el amigo Egil conocía ya su paradero…
No se si sería el veneno o nuestra paranoia ofídica que,
desconfiando en ese momento de todo y de todos, no lo creímos. Marchó Lucius
por las malas, tras la intervención de la gentil Desi, a pesar de estar a punto
por nuestra parte de perpetrar un rapto y secuestro en toda regla… Menos mal
que mi sugerencia de seguirlo, mientras el resto se dirigía a encontrarse con Egil para informarle de nuestro reciente hallazgo, tuvo su recompensa… El
enigmático Lucius regresó sin dilación a la “Casa” de las serpientes… estaba
hechizado? Era el promotor de la famosa y desconocida “hermandad”?... Mmmm…
Pocas dudas tras reunirme de nuevo con mis compañeros hubo…
Había que regresar al lugar del crimen. Así que traspasamos la puerta, la
cámara de los barriles, bajamos las escaleras y NO caímos en el pozo jeje… y
exploramos la mazmorra a conciencia. Primero una gruta natural que nos llevaba
hasta un oscuro lago subterraneo (quien lo atraviesa? Yo no… XD). Luego
encontramos dos estancias octogonales: Una mayor, con una pinta de mal rollo
que no veas, en plan sala de invocación (el detectar el mal de nuestro paladín
casi se funde) y otra más pequeña, de la misma arquitectura, donde encontramos
un libro muy chungo que nuestro mago tuvo los santos coj… de quedarse (verás
tu)…
¿Que quedaba? La doble puerta del fondo del pasillo final…
tras descartar trampas en su estructura y escuchar murmullos de voces al otro
lado, nos preparamos para entrar. Y al mejor estilo dungeonero, lo hicimos:
Patada en la puerta y para dentro!
Y ahí estaba el meollo, el boss final, the final countdown!!
Dioxxxesss!! Era ese Lucius? Conversando con Milos? Oh My God!! En una sala
grandiosa, que atemorizaba solo por tener grandes columnas y un altar de
sacrificios al fondo… bueno, y seis hombres-serpiente, dos supuestos humanos
armados con ballestas y los susodichos jefes… Lucius y Milos!!!
Nunca jamás he venerado tanto a la poción de curación como
lo hice en el transcurso del combate! En la práctica, nos salvo el culo!
Mientras Pharaun y yo machacábamos a Milos con piedras y magia, el resto fue
reduciendo a golpe de espada (y hacha) al resto de rivales, en un combate de
tiempos… el que primero golpea, lo hace dos veces! Aun así, las pociones
jugaron como sexto aventurero y sin su “crucial intervención” ahora mismo esta
narración no existiría… Ya habíamos revelado el misterio del Faro Gargantuesco,
una maquinaría arcana para controlar el tiempo, y habíamos descubierto las
salas de invocación, y aunque no éramos capaces de comprender la grandeza de
aquello a lo que nos enfrentábamos, sabíamos que nuestro primer reto era
sobrevivir, y hasta aquí nos habían llevado nuestros pasos… Era vencer o morir!!
(literalmente, para variar :S).
Y así fueron cayendo… primero Milos, luego Lucius y después
el resto de rivales… Y como acaba todo? Pues que el Lucius muerto no era tal,
sino otro monstruo reptiliano, al igual que Milos. Encontramos al tembloroso
Lucius auténtico tras el Altar, acongojado y desorientado… Lo demás, carece de
importancia… pero aun quedan preguntas en el aire…. Existió Milus como tal, o
era uno de estos perversos seres? Lo sabía Thuron? Y que relación hay entre el
Faro de Freeport y los Portales de Invocación Malignos?...
Continuará jejeje...
Comentarios
Y no te disculpes por la longitud del texto, que si tú te emocionas escribiendo, yo me emociono leyendo... Tanto, que llega a ser el doble de largo y me lo pimplo igual.
Qué gustazo.