Y pensar que no imaginábamos estar sentados a la mesa nada menos que del mismísimo Strahd...nada inmediato, por cierto. Nuestra jornada comenzó con una discusión en la que nuestro acalorado Maese Radek abogaba por entrar a sangre y fuego aprovechando la invitación a la cena. En verdad me prevenía mi Magister Geographicarum con respecto a las maravillas de Faerûn que irremediablemente acarreaban también barbarie. Por suerte convenimos en explorar primero las marismas. Nada escapa en esta maldita tierra a la ponzoña. En nuestro bolsillo dimensional es capaz de penetrar el negro arcanismo sin duda impulsado por Strahd, y en las ojeras y ojos desencajados de Glaoburz reconozco un conjuro de gran poder. Algo que no nos detendría. El paso por las marismas dista de ser placentero. Mystra, si el recinto sagrado está abandonado no es de extrañar con este camino. Unos seres reptilianos con un crudo control del terreno se nos interponen, dandonos más dolor de cabeza que problemas. ...
Frikadas & crónicas del entorno rolero, fetenero y phoskitero cordobés