Me despierto ahogando un grito,
empapado en sudor frío, en mitad de la noche. Ha sido mala idea intentar
dormir. Acaricio la cicatriz que atraviesa mi cara y baja hacia mi pecho. No
sangra, ni corre peligro de infectarse, pero aún duele. Mucho. Es increíble
cómo las plegarias de Thorik a su dios consiguieron traerme de vuelta… pero,
aún con todo lo conseguido, hay heridas que no terminan de cerrar nunca.
Nos preparamos para ir y golpear
con fuerza a los Kreeg en su propia fortaleza cuando un estruendo nos envuelve
y agua y cascotes se dirigen a toda velocidad, río abajo, hacia Caparazón
Ferry. Con el corazón en un puño, cogemos nuestras pertenencias y corremos todo
lo que nos dan los pulmones río abajo para intentar llegar a tiempo y minimizar
el desastre.
Llegamos justos para salvar a los
niños de la escuela de ser engullidos por una serpiente enorme, que derribamos
sin esfuerzo. Pero cuando estábamos organizando a la gente para que se pusiera
a salvo, nos dimos cuenta de que, con el agua, vino también un mal antiguo y
poderoso. Salió del agua una figura titánica, entre dragón y calamar, que
empezó a golpearnos sin piedad.
Primero nos abrumó la fuerza con la que nos
pegaba. Luego vimos Glin y yo cómo nuestros conjuros rebotaban sobre él sin
hacer el más mínimo efecto. Algunos de ellos los lancé especialmente bien
ejecutados y dirigidos y, sin embargo, veía impotente cómo la criatura los
ignoraba. Sin pestañear, inmovilizó a Stolas. Luego a Dorkas. De una bocanada,
nos envolvió en una niebla que nos sumergió en pesadillas sin saber si lo que
veíamos era fantasía o realidad. Yo golpeaba frenético en todas direcciones sin
acertar a nadie, mientras oía las súplicas desesperadas de Thorik a Moradin,
que poco podían hacer por nosotros. Miré brevemente hacia el poblado, la gente
miraba aterrorizada el espectáculo, mientras yo pensaba que, si tenían sentido
común, empezarían a correr en seguida. Éramos el escudo de esa gente… pero nos
estaban resquebrajando y el que estalláramos en mil pedazos era cuestión de muy
poco tiempo…
… Y del mismo modo que vino, se
fue. Igual encontró algo más suculento que comer, algo más valioso que destruir
o, simplemente, le dejamos de parecer interesantes. Nos levantamos e intentamos
retomar la dirección de la gente en el poblado… pero es difícil demostrar
fortaleza cuando eres incapaz de controlar el temblor en tus manos.
Una vez recompuestos, nos
comentan que la razón de esta crecida del río no puede ser otra que alguien
haya dañado la Presa Calavera, lugar que lleva tiempo sin ser visitado al
convertirse en el asentamiento del clan troll TomaCalaveras. Teniendo en cuenta
que esta crecida puede ser sólo el comienzo de algo mucho peor, nos disponemos
a ir allí con premura.
Al llegar a la presa, nos
impresiona tanto lo colosal de la estructura, como la complejidad de sus
detalles y la obsesión del arquitecto con las calaveras. No tardamos en
visualizar escoria Kreeg en lo alto de la presa intentando tirarla abajo con picos.
¿Qué demonios tiene que ver todo lo relacionado con el Sihedrón y los Kreeg?
¿Qué le han podido prometer a los ogros para que estos se hayan convertido en sus
chicos de los recados? Lo que no sabe Grolki es que justo ese pacto va a
desembocar en su destrucción y en la extinción de su clan.
A medida que subimos la larga
escalera hacia lo alto de la presa, nos van recibiendo los premios del clan
troll: cráneos. De todo tipo y tamaño. Es casi poético que un lugar creado por
alguien con fijación por las calaveras haya sido ocupado por una tribu
primitiva con su misma inquietud.
El primero en recibirnos es el
centinela ettin, que no termina de articular la primera frase cuando cae
desplomado cubierto de las flechas de Stolas. La lluvia nos sigue castigando, e
ir por la pasarela de lo alto de la presa es casi un suicidio con el suelo
resbaladizo bajo los pies y un grupo de ogros esperando pacientemente en el
otro extremo. Ellos lo saben… pero lo que no saben es cuán lejos pueden llegar
las flechas de Stolas y, antes de poder corregir el rumbo, sus cadáveres van
escurriéndose por el pasillo y cayendo al vacío.
Infinidad de calaveras siguen
nuestro camino por el pasillo de la presa, hasta que llegamos a la atalaya
central de la misma. Dentro nos esperan un grupo de trolls que no tardan en
correr la misma suerte de los ogros, salvo que cuidamos que cada trozo de su
carne, por pequeño que sea, acabe calcinado. Guardaban una escalera, aquella
que llevaba directo a la guarida de su líder: Papá Grazuul. Bajamos y bajamos
y, mientras seguíamos, nos íbamos preparando para lo que iba a llegar después.
Íbamos tan enfocados a ese combate que, tras derribar la puerta, aunque el
troll marino era un guerrero formidable, pocas posibilidades tuvo ante nuestra
arremetida.
Ahí tuvimos acceso a una sala
donde se encontraba una maqueta de la presa e imaginamos que es el mecanismo que regula el paso de las aguas a través de la misma. Y esto lo deducimos porque pude ver su aura mágica y su poder... Y, por los dioses, cuánto poder... se me estremece el
cuerpo sólo de recordarlo. ¿Cómo consiguieron construir algo así? ¿De donde
sacaron el poder para mover semejante construcción? Las preguntas asaltaban mi
cabeza y generaban perlas de sudor en mi frente...
… Pero esas preguntas tenían
respuestas. Lo que no sabíamos es que dichas respuestas estaban a nuestro
alcance a pocos metros de allí, en una sala contigua. Unos barrotes nos
separaban del resto de la sala, donde se veía brillar dos círculos de
invocación. En uno podemos ver un demonio consumido, siendo más cadáver que
demonio. En el otro vemos un montón de polvo que le sirve de premonición al
primero. El demonio lleva más de diez mil años de cautiverio. Deduzco que en
todo este tiempo le han ido drenando su energía hasta dejarlo en su situación
lamentable actual. Propone un trato: Su liberación a cambio de una gran
cantidad de información privilegiada que nos puede ser de utilidad.
Las perlas de sudor de mi frente
se multiplican y empiezan a correr bajando por mi sien. Mis nudillos están
blancos por la tensión de mis manos. Y me pregunto:
¿Qué hacemos ahora contigo?
Comentarios
Tenemos un gran dilema por delante, a ver que decidimos hacer con el demonio. Si decidimos dejarlo con vida, espero que la información que nos pueda dar sea realmente suculenta...