Sin saber bien cómo, escapamos de la forja rúnica. El viento helado nos golpea en la cara, pero no temblamos de frío, sino por la emoción de haber vuelto a casa. Hemos ido a uno de los confines entre planos para encontrar el “con qué” y ahora toca ir a otro lugar tan recóndito como oculto para encontrar “a quién” vamos a matar. Acaricio satisfecho el pomo de mi espada y, al entrar en contacto con ella, me invaden imágenes de Shalelu… Fría… Sensual… Peligrosa… Como el filo de mi espada. Sacudo mi cabeza hasta que consigo, con esfuerzo, recuperar la compostura. ¿A qué han venido esos pensamientos? No entiendo cómo es posible que este arma rúnica, al mismo tiempo que enturbia mi mente, consiga que mis reflejos sean más agudos. Lo mismo me ocurría cuando combatía junto a Shal… no podía dejar de ver su gracilidad con el arco… el olor de su pelo… ¡BASTA! En un respiro, consigo llevarnos a todos al Dragón Oxidado. Por un momento dejamos toda la locura atrás, y nos dejamos envolver po...
Frikadas & crónicas del entorno rolero, fetenero y phoskitero cordobés