Los héroes de Freeport iban ascendiendo por el camino en dirección al castillo Ravenloft. Ya cerca, tienen una vista privilegiada de todas las tierras que rodean Barovia. Un terreno que ya conocen bien. Un terreno que hasta hace poco había sido engullido por las tinieblas y ahora son bañados por una luz mortecina que se cuela a través de la perenne bruma. Toda esa oscuridad repartida por el territorio ha ido retrocediendo hasta concentrarse en un único punto… al mismo que se dirigen ahora mismo.
Con cada paso, la lluvia se va haciendo más intensa, el viento cobra más fuerza y se hace más frío, y la luz que ilumina el camino es la de los continuos relámpagos. Caminan en silencio mientras las palabras del señor de estas tierras retumban en sus cabezas.
“No somos tan diferentes. Somos el mismo tipo de persona, pero nos separa la perspectiva que da el tiempo. Hace más de lo que puedo recordar luchaba por el bien común, sin importarme el perjuicio propio. Creía en que un mundo justo era posible… Pero, al igual que vosotros, la oscuridad creció en mi interior”.
La única acompañante que tienen en su marcha es la incesante bruma. Una bruma que juega con ellos creando sombras de su pasado.
Ravic se fija en la niebla y ve cómo forma la imagen del hermano Egil. De la misma bruma salen tentáculos que lo enrollan y lo arrastran hacia la oscuridad, siendo lo último que ve de él la mano en la que le faltaba el meñique, amputado por Relgore “el chato”. Inconscientemente se lleva la mano al pecho, acariciando el Símbolo Sagrado del Cuervo.
“Cuando rompes la barrera, ves la realidad desde otro prisma. Ves cómo has sido una simple marioneta de los dioses, que se divierten llevándonos al límite, alimentándose de nuestros pesares, de nuestras súplicas, de nuestros fracasos. Cuando desaté mi poder, doblegué a la muerte y, tras una guerra cruenta, conseguí la Torre, haciéndome Señor del Tiempo. Sólo me faltaba una batalla que ganar, pero ya he conseguido que el Sol y su arrogancia se someta ante mi grandeza. Llegados a este punto me hice una pregunta clave: ¿Por qué seguir rindiendo cuentas a dioses desagradecidos cuando puedes convertirte en uno?”.
Lagherta mira las brumas mientras aparece entre ellas la imagen de Desi. El recuerdo es tan fuerte que casi puede oler sus espectaculares guisos… pero se desvanece de repente al ser devorada por las tinieblas.
“El tiempo, aun siendo inmortal, hace mella… y estoy cansado. Necesito un cambio. Barovia necesita un cambio. La aparición vuestra, y de otros entes, hace que esté convencido de que el destino me está dando una nueva oportunidad para recuperar lo que había perdido. He analizado todas las posibilidades y veo el futuro con esperanza”.
Radek se fija y ve cómo se va formando la ciudad de Freeport al lado del camino con su impresionante faro elevándose por encima de todo… Teniendo que apartar la mirada en el momento en el que el innombrable llegó a este mundo para destruirlo.
“Necesito gente a mi lado. Gente que me comprenda. Mis iguales”.
Graorzburz se centra en la neblina y aprieta el mango de la Estrella de la Mañana hasta que sus nudillos se tornan blancos, al ver cómo se forma la imagen del rakshasa al que tuvo que liberar. La criatura lo mira directamente y una sonrisa burlona surca su rostro en el momento en el que el paladín jura por su honor que lo liberará sin hacerle ningún daño.
“Mi propuesta es que dejéis atrás vuestros prejuicios. No os pongáis límites y desatad el poder que lleváis dentro. Hacedlo y yo, a cambio, os obsequio la vida eterna”.
Pharaun sigue su camino cuando una silueta se va definiendo al lado del camino. Madame Eva aparece a su lado y, aún sin estar realmente allí, nota cómo su mirada lo atraviesa, viendo más allá de lo que nadie nunca llegó a ver. Y, antes de ser engullida por la oscuridad, como un susurro, llega a él parte de la conversación que tuvieron con ella al brindarles la buenaventura:
“¿Sobre lord Strahd? No… no sabría decirlo con certeza. Mis visiones son confusas. Veo… caos. La oscuridad está buscando a la luz… bien para llenar una parte que le falta desde hace tiempo… o bien porque está buscando su propia destrucción”.
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