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Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2022

Entrada a Largoacre

Nos dirigimos por el alcantarillado a la entrada secreta de Largoacre...el paseo por las alcantarillas, que ya conocemos, se me hace extrañamente largo. Para cuando llegamos ante el rastrillo disimulado y la entrada secreta (y tan disimulada, hasta para un ojo experto como el mío), es como si hubiese pasado más tiempo del debido, casi tengo que volver a pensar qué hacemos allí dentro. Muevo la cabeza sacudiéndome tal sensación y me pongo a la tarea.  A continuación de la puerta de entrada se escucha una pesada criatura. Iru se pertrecha y abrimos la puerta rápidamente:¡un catoblepas!  Pero lo más sorprendente está al pasar nuestro primer enemigo. Una especie de bar pestilente regentado por un extraño goblin, el "Sewer Brewer". Nos aguarda. Nuestro anfitrión nos ofrece una cerveza pestilente de la que hacemos caso omiso mientras negociamos nuestra entrada. Tras una pequeña charla, el goblin se teleporta. Aún no lo sabemos, pero lo encontraremos dentro de muy poco. Tras un pequ...

La voz de los espíritus

 El campamento Shoanti es un completo caos de fuego y arena. Gárgolas y mantis rojas a un lado hacen su espectacular entrada, los bárbaros de las llanuras se reorganizan al otro, junto a ellos los héroes de Korvosa empuñan sus armas y se preparan para la batalla. Una mantis roja de singular armadura da un paso al frente con los brazos en alto, grita para que todos puedan oirle: -"Honorable pueblo Shoanti, no hemos venido para haceros daño, solo queremos a los extranjeros que se hacen llamar "Los Héroes de Korvosa", no queremos un baño de sangre en esta sagrada tierra, entregadnos a esa escoria que se esconde entre vosotros y nos marcharemos en paz". Krojun se adelanta, mira hacia su pueblo y posa su mirada sobre Variel, Iru, Bensa y Morgana, da un paso al frente y mirando hacia el ejército de mantis rojas que tiene al frente grita: -"Los únicos extranjeros que veo aquí los tengo frente a mí, unos mierdecillas que no saben donde se han metido... ¡A mí Shoanti! ¡...