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Crónicas de la Hoja Roja XII: Especial Red Negra. Edición limitada.

(Nota Langostera one more time: Aquí os suelto el paquete, tal y como dije la semana pasada. Con esto ya quedan cubiertas las crónicas de lo que llevamos del segundo libro de la campaña. Me he tomado la libertad de cambiar los títulos de las dos últimas crónicas, que son las que van después de esta cronológicamente. Ahí queda eso!)




Malditos humanos! Tras salvarles el pescuezo adentrándonos en el mismísimo plano de las sombras, donde nuestro espíritu se apagaba y se sembraba la desesperación, no tienen otra forma de agradecérnoslo que pidiéndonos que sigamos ayudándolos mandándonos aquí… AQUÍ! POR MORADIN! Nunca he pasado más frío en toda mi vida! Mucho renombre tendrá el Elminster ese que hemos venido a buscar, pero para ser tan famoso y legendario bien podía haberse ido a vivir a un lugar más agradable… Y tras todo el viaje que hemos pasado y tragar toda la nieve de la región del norte resulta que no está… NO ESTÁ! Los dioses deben estar descojonándose de nosotros! GRRR!! … Pero bueno… Hay que intentar ser positivo y pensar que el dios padre y el dios de la batalla nos querían aquí para algo. Sin duda, aunque la torre del mago de marras esté en ruinas desde hace más de un año, Moradin nos ha guiado hasta aquí para que socorriéramos a esta pobre gente del Valle de las Sombras. Y por otra parte, Tempus nos ha traído a una de las zonas más conflictivas de Faêrun para que nos curtamos en batalla, hagamos nuestros huesos más duros y nuestros golpes más certeros. Bram y yo buscábamos buenas luchas para tener un buen adiestramiento y por Tempus que lo hemos tenido. En dos semanas hemos mejorado más que en varios años. A costa de sangre nuestra… y de los insensatos que osaron cruzarse ante nosotros.

Aquí estamos desde hace días en el Valle de las Sombras. Vinimos en busca de soluciones y nos encontramos con nuevos problemas donde la gente espera que seamos la solución. Una organización que se hace llamar la Red Negra expande sus mugrientos tentáculos sobre la zona intentando hacerse con el poder de la misma y hostigar al honrado pueblo que la habita. El alcalde, hombre considerado en su momento justo y noble, se encuentra sospechosamente recluido en su puesto de mando, la Torre Inclinada. Nadie lo ha visto desde hace mucho. No acepta visitas, ni las concede. Lo único que hace es dar carta libre para que la Red Negra campe a sus anchas por todo el valle. Esos malditos creen que pueden cagar más alto de donde tienen sus culos. No les permitiremos que lleguen más lejos.

Nada más llegar por primera vez a las cercanías del Valle de las Sombras, un guardia montado sobre una especie de insecto volador gigante nos corta el paso manifestando que todo aquel que no está a favor de la Red Negra que dé media vuelta. No volverá a cometer ese error. Su montura voladora le salva la vida al llevárselo moribundo a toda prisa lejos de nuestros aceros, flechas y los conjuros de los magos.

Seguimos la marcha decididos cuando nos encontramos una pequeña aldea invadida por un grupo de ogros y otros mercenarios inmundos de la Red Negra. Esos cobardes se reían cuando tenían a los campesinos implorando por sus vidas, muy distinta es ahora su actitud cuando reciben nuestros impactos mortales. La Red Negra nos ha dado la bienvenida, y como hombres respetables que somos, les hemos devuelto el saludo.

Por fin llegamos a nuestro objetivo, el Valle de las Sombras, y no nos sorprende ver a esos hijos de Cyric de la Red Negra paseándose impunes por la ciudad. Los aldeanos pronto se percataron de nuestra buena fe, y no tardaron en confiarnos lo que ocurría por ahí. Se estaba organizando una resistencia entre los ciudadanos en contra de la Red Negra, pero su cabecilla Ashalar no daba muestras de vida días atrás. Mientras planeamos una estrategia de ataque, en plena taberna unos insignificantes mequetrefes intentan hundir nuestra reputación montando un teatrillo para hacer creer a todos que venimos a dañar a la gente de bien. La jugada no les sale como ellos esperaban, y antes de que se den cuenta, van inconscientes en nuestra carreta, donde los llevamos disimuladamente a un lugar donde podiésemos hablar “tranquilamente”.

Cuando salimos de la ciudad, una alegre y ahora triste coincidencia hizo que nos cruzáramos con nuestro antiguo amigo Misty. Había abandonado un circo ambulante donde se había divertido ya demasiado, y el destino hizo que se cruzara con nosotros. En mis adentros, me alegraba haber recuperado la compañía del halfling tunante, cuya jovialidad lograba que los viajes fuesen más llevaderos. Maldita la hora en que decidió dejar el circo… seguramente ahora muchos estarían disfrutando y riendo a carcajadas con su espectáculo. Por desgracia las cosas no son siempre como deseamos, y ahora nos encontramos vacíos tras presenciar su última actuación…

Le contamos a Misty lo ocurrido hasta el momento y nuestros planes con los dos bultos que había detrás en la carreta. Ya lejos de la ciudad, nos dispusimos a despertar a nuestros nuevos acompañantes. Cierto es que la información que portaban no era de gran valía, pero aún así, nos sirvieron de algo. Decían que estaban beneficiados con un hechizo para soportar el frío, y por Moradin que les hizo falta! Semiatados corrían desnudos y humillados por la nieve en dirección a la ciudad, con un mensaje claro a la Red Negra: no subestiméis a la Hoja Roja.

Cuando nos disponíamos a volver a la ciudad y plantearnos cuál sería nuestro nuevo golpe a la Red Negra, una mano enorme y fantasmal apareció delante nuestra señalándonos un nuevo camino a seguir. Nos decía no sé qué de una bruja fantasma. El mago estaba en éxtasis con el evento, ya que, según parece, era la manifestación de uno de los ayudantes de la diosa de la magia. Sinceramente, yo no lo vi para tanto. Empezaron hablar entre el mago, el clérigo y Dominic (los dioses sabrán en qué categoría debe agruparse a este individuo) sobre una antigua leyenda de una bruja que, al atacar numerosos dragones su territorio y dar la batalla por perdida, partió su vara de poder arrasando con toda la zona… ella incluida. Una historia interesante para cuando estás aburrido haciendo guardia ante una hoguera. Bram y yo preferimos dejarnos de historias y volver a la ciudad para asestarles un nuevo golpe a esos buenos para nada, pero basta que una mano fantasmal aparezca en el camino para que los místicos decidan ir tras un cuento de hadas. Ellos sabrán.

Seguimos la nueva dirección hasta que encontramos un claro con un gran árbol situado majestuosamente en el centro del mismo, ahora desnudo por la ventisca invernal. Bram, Lanthas y yo nos acercamos a observarlo más de cerca porque hay algo que no nos termina de cuadrar en él, mientras Misty se detiene ante una roca que le llama la atención cerca del árbol. Nuestra ingenuidad nos mantenía con la guardia baja sin saber que el enemigo estaba ante nuestras narices. El árbol seco comienza a moverse, agrupando las ramas para formar alas y patas y de una protuberancia del tronco se yergue una enorme cabeza esquelética reptiliana. Ya habíamos derrotado antes a uno de estos cuando aún vivía, Despair se llamaba. Ahora tenemos que enfrentarnos con uno que ha vuelto del campo de los muertos. Gracias, dios Tempus, por fin un adversario digno para luchar.

Todo sucede muy rápido. El grupo guarda nuestras espaldas con sus ataques a distancia. Sólo Bram lucha codo con codo junto a mí. No necesito a nadie más. El primer golpe derriba a Lanthas dejándolo fuera de combate, entonces se encara conmigo: te hará falta más de un golpe para derribarme bestia inmunda. Cuando empieza a golpearme, me doy cuenta del nivel del adversario. Siempre diestro a la hora de bloquear ataques, me veo incapaz de detener las embestidas del coloso de hueso que se encontraba justo delante mía. Un golpe, después otro, y otro, y otro… Noto una sensación nunca vivida hasta el momento, mi cuerpo flaquea, la realidad se tiñe de gris mientras noto cómo se me escapa la vida… Bram sólo tiene unos rasguños, eso es lo que importa… No puedo cubrirlo por más tiempo… El suelo me golpea…



… Abro los ojos y el cuerpo me duele como si una banda de gigantes me hubiera pasado por encima. Gracias a Lander se han cerrado unas pocas heridas, las justas para poder ponerme en pie. Me levanto y veo que Bram sigue con su lucha frenética contra el dragón. ¿En qué momento las estocadas de mi hermano pequeño empezaron a superar las mías? Padre estaría orgulloso. Con cada paso, el dolor sacude mi cuerpo, amenazando con volver a quitarme la conciencia. Espérame hermano… vuelvo a la batalla.

Tras dar todo de nosotros, conseguimos acabar con la criatura. Entre tanto, Misty descubre que esa piedra misteriosa era la entrada al panteón natural donde descansaban los restos de la bruja fantasma. Una vez dentro, un guardián que más bien recuerda a un remolino, sale a defender la tumba. No hemos acabado con el esqueleto de dragón para que un simple torbellino nos detenga. Tras frustrar el intento del guardián de detener nuestro paso por el panteón, abrimos la tumba y el espíritu de la bruja sale a nuestro encuentro. Sin hostilidad alguna, ve dentro de nuestros corazones y se da cuenta que venimos en pos de salvar a los ciudadanos de la zona. Nos da la capa y la vara de su amado, y nos bendice a cada uno con tres besos. Desde entonces, en tres ocasiones en que una enfermedad o maldición se apodere de nosotros, sólo tenemos que recordar el calor que nos transmitió con cada beso y nos veremos libres del mal. Antes de partir, nos dice que acudamos al Castillo Krag, un fuerte antiguo que antaño fue una fortaleza en la superficie de la raza drow. En la actualidad la Red Negra lo utiliza para engrosar sus tropas con un portal por el que traen más y más aliados con ayuda de los sacerdotes de Shar. Algo en mi interior sabía que volveríamos a toparnos con ese nombre. Nuestro siguiente objetivo es evitar que la Red Negra siga usando ese portal, para luego dirigirnos al Abismo de la Aniquilación, y entonces descender a la infraoscuridad y llegar por caminos subterráneos a la Torre Inclinada del Valle de las Sombras, y así asestar el golpe desde dentro. La pregunta inmediata es “¿a qué estamos esperando?”.

Al llegar al Castillo Krag, una fortaleza fuerte en su momento, ahora venida abajo en gran parte, dos golems de piedra nos franqueaban la entrada. Bestias duras y fuertes, pero que nada tienen que hacer contra aquellos que nacimos para moldear la piedra. El estrépito del combate pone en alerta a los ocupantes del castillo, que no tardan en formar una barrera humana con sus esclavos para que reciban el daño en lugar de sus amos. Cobardes. Sólo por eso os golpearemos con más saña.

La sangre de los dos ettins y del sacerdote sombrío no tarda en teñir de rojo la nieve acumulada en la plaza del Castillo Krag. Damos de comer a la pobre gente esclavizada, les proporcionamos ropa de abrigo y les damos los caballos guardados en el castillo para que escapen cuanto antes de la pesadilla que han estado viviendo hasta ahora. Ahora sólo queda limpiar el castillo por dentro.

Dentro de la fortaleza, no sabría decir a cuantos enemigos abatimos. Había sacerdotes, demonios, aulladores, … Incluso una de las sombras más temibles que jamás hemos encontrado. Pero sin duda, el mayor golpe nos lo asestaron los dos basiliscos sombríos. Nunca habíamos visto a ninguna de estas criaturas míticas, pero pronto descubrimos de lo que se trataban al enfrentarnos a su mirada. Se ve que eran jóvenes, pues hasta el enclenque Lanthas aguantó estoicamente la mirada de los basiliscos… pero lamentablemente el frágil cuerpo de Misty no la soportó. Cualquier combate, como todo en la vida, era motivo de diversión para Misty, ya que era una excusa perfecta para poner a prueba sus nuevas botas que lo dejaban corretear por las paredes. Todos sabíamos que las locuras del halfling tarde o temprano le pasarían factura. Impotentes, vimos como al correr por el techo se convertía en piedra, perdiendo el efecto mágico sus botas, para luego precipitarse hacia el suelo. Lander se lanzó para cogerlo en el aire y Bram lo rozó con la yema de sus dedos. Ninguno pudimos evitar que la estatua del pequeño Misty partiera su cabeza contra el suelo de la fortaleza.

Con los restos de los basiliscos desparramados por la habitación, dábamos todo por perdido cuando a Lander se le ocurrió una nueva idea. Rogándole al dios del alba, consiguió reponer la estatua del halfling, para luego extraer un pergamino para acabar con su estado pétreo. La esperanza avivó nuestros corazones cuando empezamos a ver el brillo juguetón en los ojos de Misty, para luego arrebatárnoslo todo, como una burla del destino, dejándonos ver cómo la angustia se apoderaba del rostro de nuestro amigo. El débil cuerpo de Misty no pudo soportar el cambio a la normalidad, apagándose delante nuestra, sin que pudiésemos hacer nada para evitarlo. Guardamos su cuerpo en el saco de contención, para poder enterrarlo más adelante cuando lleguemos a unas tierras menos tristes, supongo que él lo hubiera preferido así. Sólo me cabe esperar que Moradin no tarde en acogerlo y reforjar su alma.

Una vez erradicado el Castillo Krag de todo mal, conseguimos liberar a Ashalar, líder de la resistencia del Valle de las Sombras, que se encontraba cautivo en su interior. Localizamos el portal por donde llegaban los refuerzos de la Red Negra y, entre los hechizos de Lander, y entre que Bram y yo nos encargamos de echar abajo el techo de la habitación donde se encontraba, conseguimos que al menos en un buen tiempo nadie pudiera usar dicho portal.

Al salir del castillo, nos topamos en la plaza de entrada a un guerrero solitario. Su cara mostraba las vivencias de innumerables combates, así como de una gran tristeza y determinación interior. Venía con la intención de arrasar él solo con todo aquello corrupto que se albergara dentro del Castillo Krag, y así continuar hasta exterminar toda la Red Negra, culpable de todas las desgracias de su pasado. El pobre infeliz no pudo ocultar su desánimo al comprobar que ya nos habíamos adelantado nosotros. Justo entonces apareció un grupo de reconocimiento de ogros que volvía a la fortaleza. Antes que pudiéramos reaccionar, el guerrero enarboló su lanza, para moverse entre las defensas enemigas como un ciervo sobre hierba alta. El extraño luchador giraba sobre sí mismo, describiendo fintas engañosas que pillaban desprevenidos a sus asaltantes, hiriendo con su lanza las zonas más vulnerables. Recibió un único impacto que hubiera tumbado a un gigante y, sin pestañear, dio un golpe giratorio que degolló a los 3 ogros situados a su alrededor. Bram y yo, adoradores del arte del combate, nos quedamos ensimismados viendo la gracia y firmeza con la que blandía la lanza, que más que una herramienta para la lucha, parecía parte propia de su cuerpo. Este guerrero inusual era Amato, y no necesitaba más presentaciones que las que acababa de dar su lanza en pos de la justicia y la rectitud.

Con un nuevo aliado, dirigimos nuestros pasos hacia el Abismo de la Aniquilación. Localizada gracias a Amato, accedimos a una gruta del abismo y, a medida que nos fuimos adentrando en el corazón de la piedra, nos sentimos resguardados del maldito frío de la zona. Como ya viene siendo costumbre, las aberraciones corruptas nos esperaban en cada rincón oscuro. Hicimos frente a gárgolas, trampas, estatuas que cobraban vida, incluso una serpiente colosal con un millar de patas. Así seguimos avanzando hacia las profundidades de la tierra, arremetiendo ferozmente contra todo aquel que osara detenernos.

Continuando sin descanso es como hemos llegado a la gruta amplia e irregular en la que nos encontramos ahora. Nada más llegar, vimos dos lagartos extraños y una banda de sarnosos gnolls. Estos últimos no eran más que una distracción para recibir la emboscada de una de las razas que más me asquea: elfos drow. Perros embrujados, maestros de la lucha rastrera y de vulgares artimañas, cuyo objetivo es corromper todo cuanto tocan. Por las rocas que ninguno de esos miserables escapará con vida estando un Stonar presente!

Tentáculos de oscuridad rompieron el suelo para aferrarse a nuestra carne. Como era de esperar, los elfos oscuros acuden como niñas asustadas a sus habilidades mágicas para evitar que nos acerquemos a ellos. A golpes no liberamos, y a golpes nos abrimos paso. Evitando flechas y filos envenenados llegamos a encararnos a los drow. Mi hermano y Amato se encargan de los guerreros, mientras que al vil conjurador le cuesta formular el siguiente hechizo con mi hacha encajada en su esternón.

En la misma estancia hay una doble puerta reforzada que nos bloquea el paso. Amato y Bram cogen el ariete y se disponen a tirarla abajo. Me sitúo justo detrás de ellos, alerta, mientras el resto se pone a una distancia prudencial por lo que pueda haber en la siguiente habitación. Veo la capa que me recubre, roja por un lado y negra por otro; símbolo de nuestra hermandad; regalo de un amigo que ya no nos acompaña. De soslayo veo los lagartos que servían de montura a los sucios drow y me imagino lo feliz que hubiera sido Misty cabalgando sobre ellos e intentando atropellarnos a más de uno… Tumbad esa puerta compañeros. Los culpables están cerca y no puedo esperar ver correr su sangre por todo este suelo maldito. Tempus nos anima. La victoria es nuestra. Tumbad la puerta!

Comentarios

Drizzt Do'Urden ha dicho que…
Jua!! Sólo falta el tambor resonante (bum, bum, bum) como música de fondo, igual que en ESdLA I, cuando la Compañía se encuentra en la tumba de Balin, en Moria.

Chillidos de fondo...el peligro se acerca...la sangre hierve, el corazón desbocado...
Juan Brujah ha dicho que…
Diox es genial y el final apoteosico, si señor.

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