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La Enfermedad de Faerûn

Ah, queridos amigos...el primer momento para poner los pensamientos en orden, como única compañera la lluvia que martillea la maltrecha casa y se filtra en gotas incesantes sobre nuestras cabezas. Me duele la cabeza, me acaricio las sienes y empiezo a recordar...

En el corto viaje desde la Costa de la Espada reíamos imaginando las aventuras por venir y la redención tras lo ocurrido en Freeport. Casi podemos olvidar estas manchas sobre nuestro cuerpo y alma. Tan pronto paramos a descansar, la realidad nos da en la cara. Y la realidad es que Faerûn está enferma, y que nosotros hemos contribuido a liberar esa enfermedad. No obstante, no podemos desfallecer! Todavía queda mucho que resolver. Así que nos ponemos manos a la obra. Tras dialogar con los extraños mercaderes (tengo que determinar su procedencia, traerán libros de sus tierras?), nos ponemos rápidamente a explorar. Y vaya trampa nos tenían preparada: como si el mundo entero confabulase contra nosotros y nuestras ganas de hacer el bien.



Tengo que admitir que las vidas de los licántropos no son malgastadas: nos dan la información que necesitamos, que no es otra que el origen del mal que genera esta enfermedad. Enfermedad que por cierto parece estar afectando a Maese Radek, una pena aunque con lo que está aportando últimamente cualquiera se plantearía si nos supondría una pérdida significativa...vaya, veo que la mancha sigue haciendo mella en mí.

Tras una parada de vuelta en la Espada y Martillo, nos disponemos a explorar y acabar con el mal, esperemos que con ello salvando la vida de nuestro compañero. Creo por cierto que no nos imaginamos el alcance del problema. Un portal a alguna capa de los Planos Infernales o algo así...Azuth, guía mis conjuros cuando llegue el momento.

Gracias a las indicaciones recibidas y tras un breve encuentro con una plañidera, alcanzamos pronto lo que pudo ser la orgullosa torre de un mago, antaño habitada por un erudito de las artes arcanas y ahora pasto de las alimañas...


Alimañas dispuestas a que nosotros seamos el pasto de las mismas. Las enredaderas asesinas están cerca de ponernos en un aprieto. Por suerte recuerdo la existencia de "Arrasajunglas", un conjuro arcano que algunos druidas malvados no tardaron en apropiarse. Haciendo uso de la reserva arcana de mi orden, llega a mi mente justo a tiempo para evitar un par de muertes en nuestro bando. 

Un poco más adelante nos encontramos enemigos más desagradables que peligrosos. Mis compañeros no lo notan, pero yo puedo sentir el calor infernal y el olor a azufre llegando hasta estas ruinas que hemos tomado como campamento. La lluvia no para de martillear el techo. Las gotas caen incesantes sobre nuestras cabezas...

Comentarios

Red Langosta ha dicho que…
Cojones, que eficiencia. Muy bien contado, muy bien transmitido el espíritu (genial lo de la mancha jejejeje) y muy guapa la imagen de la lucha con el licántropo.

Vais contrarreloj. Pero estáis cerca de descubrir el origen de esa extraña enfermedad...

... O no.
Martin Painter ha dicho que…
Buena crónica! Nos queda bajar al oscuro sótano! Allí por lo menos no nos mojaremos ;)
Red Langosta ha dicho que…
De hecho os vais a secar y a entrar en calor rapidito.
Buenísima narración para una sesión genial! M'ha encantao!!

Con ganas de seguir la aventura, en ese sótano misterioso y al parecer, calentito jejeje

Argg me muero!! Ayuda!! (Radek el Maldito!) XD

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