Bensa, como siempre, está ahí para nosotros. Sentimos la bendición de Tymora fluir y liberarnos del Velo de Sangre...con una sonrisa que me saca esta sensación de sumergirme en agua fresca y transparente como la luz de la mañana que debería asomar por la ventana. Esta Korvosa nunca ha recibido luz del todo pura, al menos desde que yo llegué hace ya no pocos años.
La enfermedad sigue su curso, y con ella la peor de las podredumbres: la de la moral de los korvosanos. A pocos metros de la ciudadela Bolchenek encontramos ya panfletos de lo que sin duda es un timo destinado a aprovecharse de los desesperados.
Por supuesto acudimos raudos al establecimiento, y con un par de palabras los guardias nos llevan ante la responsable de los cientos de ciudadanos que se agolpan a la espera del remedio: Vendra Loaggri.
Está claro que a esta mujer le falta moral...y le sobra encanto. No pestañea ni un solo segundo en toda la sarta de mentiras que nos cuenta. ¡Está poniendo en riesgo cientos de vidas haciéndoles creer que tienen la curación! Es una pena que no consigamos información por las buenas...aún siendo humana, hay que reconocer que Vendra merece la pena por algo más que su negocio. Desgraciadamente, ha hecho mala elección y ahora tendrá que acarrear con ello.
Se permite incluso pagar a payasos como un tal Wilfred, que viene haciendo aspavientos para publicitar su negocio. Tras una conversación amigable con Wilfred, nos reconoce que está a sueldo de Vendra y que la enfermedad que dice curada es tan real como su honestidad. Morgana decide gastarle una broma y recompensarlo con una moneda de oro en lugar de las cincuenta que enseñamos...y todo termina en una desagradable pelea de bar. Iru hace honor a su brutalidad pero también, hay que decirlo, a un extraño código de honor. Pese a poder hacerlo, no acaba con la vida del pobre desgraciado. ¿Nos hemos ganado un enemigo? Que se reúna con los demás, ya mismo no habrá salón en los que quepan...
Nos disponemos a deshacer el entuerto, y encontramos pocas sorpresas. Siguiendo a los guardias los vemos llevando agua de río a un taller oculto junto al establecimiento, donde tras una puerta secreta mezclan agua, azúcar y perfume barato. Nos lleva pocos instantes demostrarle a Vendra que es inútil resistirse: en concreto a Iru partirle el espinazo, ¡menos mal que Bensa suspira unas palabras curativas rápidamente!
Cressida está más que contenta, aunque preocupada por una aparente acumulación de cadáveres en el callejón Racker en Vieja Korvosa. Antes de investigar, hacemos una visita a los sacerdotes de Kelemvor en el Distrito Gris, que nos confirman estar abrumados con tanta muerte. Que ironía, posiblemente sólo Korvosa puede ofrecer estas contradicciones. Tanta es la muerte que ya están proliferando los no muertos, como de hecho comprobamos con unos Ghasts que vienen atraídos por el Velo de Sangre. Las olas de energía positiva de Bensa los repelen, no por única vez en poco tiempo. Aunque el combate reviste poco peligro, algunos de nosotros volvemos a contraer el Velo de Sangre...me pregunto cuantas veces pasaremos por este trance, y sé que no serán pocas.
El callejón Racker está atestado de cadáveres en efecto. Muchos pero no todos muestran las señales del Velo de Sangre, y otros muestras claras de haber sido vaciados de su esencia vital. El único establecimiento, la juguetería de Giotorri. Con sólo un vistazo, ya nos queda claro que sea lo que sea, esto no era un establecimiento para niños.
El propio Giotorri está completamente seco: está claro, tanto como la necesidad de estacas para purgar este mal. Armados con ellas, descendemos a la cripta. Allí nos aguardan cinco engendros vampíricos, ¿como hemos podido tener cinco monstruos como estos dentro de la ciudad? Tal es la maldad que a veces puede encontrarse en Vieja Korvosa.
El combate es duro, no voy a negarlo. Pero ya nos conocemos y sin necesidad de hablar, tomamos posiciones para envolver a los no muertos mientras Bensa los mantiene a raya y Morgana nos insufla con su energía arcana. Goelezar acaba con varios con certeros golpes de espada, que termina por meterlos a todos en sus ataúdes, y de ahí a u destino final bajo el sol.
De vuelta a la Ciudadela Bolchenek, vamos contentos con el triunfo y el botín. Sólo una cosa me preocupa: la factura de las monedas que encontramos en los ataúdes, de la lejana, mítica, famosa y aterradora Ustalav...
Comentarios
Brutal! Ansioso por ver lo que nos depara la próxima sesión!
Y sí, buen detalle lo de la foto! Ja quedado de puta madre.
Y no os fustigueis con lo de la plata. Os repito que demasiado que os dejé buscar estacas, porque no debíais saberlo. Si fuerais autóctonos de Barovia o Ustalav entonces sí... Pero vampiros en Korvosa es toda una rareza.
Y hablando de Ustalav, ya van dando pistas de localizaciones futuras que darán juego. Mucho mucho juego, de hecho. Ya lo veréis.