Abrimos la última puerta del templo y por fin encontramos a Andaisin, mirándonos altivamente mientras desciende por unas escaleras. A su alrededor, cinco tuberías de cristal canalizan un líquido verdoso.
-"Por fin habéis llegado hasta mi. Sé que ha sido un camino difícil y tortuoso, pero es hora de que terminéis con este juego, tomad el dulce abrazo de Talona y sed perdonados por vuestros pecados".
Las palabras envenenadas de Andaisin caen en saco roto, hemos venido dispuestos a terminar con su vida, la decisión está ya tomada.
La sacerdotisa de Talona se eleva sobre nuestras cabezas, a la vez que del suelo surgen varios zombis que nos rodean.
Los héroes actúan como engranajes perfectamente engrasados. Morgana frustra el intento de Andaisin de ganar ventaja tomando una posición elevada, Bensa mantiene a raya a los no-muertos, mientras el resto del grupo golpea con fuerza a la enviada de Talona.
En segundos todos conocen cuál será el desenlace del encuentro, Andaisin llora de rabia al entender que su plan ha fracasado.
-"¡No! ¡No puede acabar así, toda mi obra desbaratada por un puñado de insectos! ¡Madre, escucha mi plegaria, no dejes que tu velo deje de cubrir el mundo!"
En ese instante, Variel asesta una puñalada mortal en el pecho de Andaisin, que cae al suelo, pero el cuerpo de ésta comienza a convulsionar, una explosión de sangre y humo inunda toda la habitación.
Dónde se hallaba Andaisin ahora permanece un ser de dimensiones indescriptibles, con guadañas en lugar de brazos y una mirada que recuerda a la de la joven clériga de Talona.
La lucha no ha terminado, los héroes de Korvosa se ven sorprendidos ante el cambio de los acontecimientos, pero no tardan en recomponerse y actuar. El humo se mezcla en el aire con las dagas, los proyectiles, la magia y los hechizos que zumban al rededor. El monstruo es realmente temible, pero con un último esfuerzo logran reducirlo a una masa amorfa de sangre, músculos, huesos y metal.
El culto de Talona, ha sido vencido. Su líder ha muerto, todavía hay esperanza para las gentes de Korvosa.
Antes de abandonar el lugar, los aventureros hacen un último trato con Ramoska Arkiminos a cambio de que libere a Ruan Mirukov, no tienen fuerzas para seguir luchando, esa batalla no se librará hoy.
No sólo logramos liberar al músico vistani, además Ramoska nos regala todos sus estudios e investigaciones sobre la enfermedad.
De vuelta en la ciudadela, nos reunimos con Cressida que no da crédito a nuestra historia, pero no hay tiempo para las explicaciones, el velo de sangre continúa expandiéndose por toda la ciudad. Con los apuntes del doctor Cage, Rolph Lamp y Ramoska, la capitana de la guardia, reúne a un grupo de alquimistas para que investigue una cura con la mayor celeridad posible. Ahora sólo queda rezar.
En pocas semanas dan con la cura, gracias al esfuerzo de todos, la enfermedad comienza a mitigar y desaparecer. Hemos liberado la ciudad, desde los vistani hasta la Reina, reconocen que nosotros somos los salvadores de Korvosa.
Con el fin de la expansión del velo, la Reina decide dar un discurso al pueblo, reuniéndolos a todos en la plaza central de la ciudad.
-"Queridos Korvosanos, me alegra ver como una vez más, habéis sabido resistir con fuerza y entereza los embates del destino. En esta ocasión, quería dar las gracias la actuación desinteresada de un grupo de aventureros, que se volcó en erradicar la enfermedad para salvaros".
La gente lanza vítores de alegría.
-"También quiero presentaros a mi nuevo senescal, el señor Tomogor, ha llegado la hora de comenzar a construir los cimientos de esta nueva Korvosa".
Entre los asistentes, comienza un incesante murmullo ante la inesperada noticia del nuevo senescal.
-"Pero en esta crisis hay también que señalar aquellos que no supieron estar a la altura de las circunstancias, la Compañía Sable queda disuelta para siempre, por su ineptitud, me apena tener que tomar estás medidas, pero de ahora en adelante serán las Doncellas Grises, quienes asuman la totalidad de las responsabilidades defensivas de Korvosa, nombro a Sabina Merrin como nueva general de la ciudad. La Guardia quedará relegada a un segundo plano, espero que su capitana Cressida lo entienda".
Antes de que la Reina Ileosa pueda continuar con su discurso, a varios metros frente a ella, un ciudadano salta entre el gentío y la apunta con un arco, es el comandante de la Compañía Sable, Marcus Endrin.
-"¡Traidora! ¡Tú eres la culpable de todas nuestras desgracias! ¡Por KORVOSA!"
Es imposible reaccionar cuando la flecha sale disparada del arco de Marcus, impactando en la cabeza de la Reina.
La gente grita, comienzan a correr aterrados.
Pero Ileosa sigue en pie, la cara de Marcus Endrin cambia de la ira a la sorpresa, para terminar en el miedo más aterrador cuando es agarrado por el cuello y levantado sobre el suelo por la mismísima Reina. Que con la flecha todavía clavada en su cráneo, habla solo para él.
-"¿Quién te has creído que eres tú para oponerte a mí? No eres nada Marcus, deberías haber cogido tus cosas y marchado lo más lejos posible. Pero no, tenías que ser la estrella, muy bien pues aquí tienes tu recompensa, HÉROE".
Con un ligero movimiento, Ileosa rompe el cuello de Marcus como si fuera una pequeña rama reseca, su crujido se escucha por encima de todos los sonidos y gritos.
La locura se adueña del lugar, la gente corre en estampida, el pánico se extiende como la pólvora. Togomor se acerca a la Reina, extiende sus gigantescos brazos y ambos desaparecen.
Las Doncellas Grises intentan controlar a la multitud, La Guardia hace lo propio.
Los aventureros se dispersan ante el inminente caos, se reunirán en la taberna del puerto, donde hablaran sobre lo ocurrido. Esperando poder reencontrarse todos; sanos y salvos.
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