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La Secta de los Despellejadores

   Dentro de la casa Iesha los esperaba preparando algo de comida, les daba la bienvenida y las gracias por todo el trabajo que habían hecho en Cala Arenosa. Ella sabía quienes eran pero el grupo sospechaba que aquella persona no era Iesha pues ellos mismos le habían dado muerte en la mansión Foxglove, para su sorpresa tras otra puerta apareció Aldern Foxglove saludándolos e invitándoles a que se sentaran en la mesa con ellos; desconcertados los tres aventureros se sentaron junto a sus extraños anfitriones y antes de que pudieran empezar a conversar los habitantes de la casa mostraron su verdadera naturaleza, dos seres sin rostro, con largos brazos y dedos puntiagudos saltaron sobre ellos con la intención de hacerles callar para siempre. Pero la fuerza de Dorkas, los conjuros de Thorik y la destreza de Stolas acabaron con los dos monstruos.



 Tras el combate el grupo registró la casa a conciencia, parecía que había sido saqueada no hace mucho no quedando en ella nada de valor, pero en el piso superior descubrieron un cofre sin cerradura, tras examinarlo con atención y no viendo la forma de poder abrirlo Thorik sacó de su mochila una varita y recitando una palabra de mando el cofre se abrió. En su interior se hallaba una gran cantidad de monedas de plata, varios contratos mercantiles y un libro de cuentas de Aldern.


   Entre los papeles descubrieron las escrituras de la mansión Foxglove, en ellas se detallaba como Vorel se hacía cargo de la construcción de la mansión junto a la Hermandad de los Siete quienes pagaban un tercio de dicha construcción avalando el proyecto con un aserradero de Riscorbo propiedad de la hermandad.
  
   En el libro de cuentas de Aldern se volvía a nombrar el aserradero de Riscorbo pues era el lugar donde el pobre Aldern debía realizar los pagos a la Hermandad de los Siete por la ayuda y favores que había contratado.

   Su próximo objetivo parecía claro, algo turbio se escondía en aquel aserradero, pero los aventureros prefirieron dirigirse a la posada La Caza del Ciervo para descansar, reunir información y agenciarse mejor equipo de cara a los peligros que estaban por llegar; fue así como descubrieron que en la ciudad de Riscorbo había una recompensa por la cabeza de un asesino que llevaba mucho tiempo actuando en la ciudad, treinta víctimas hasta la fecha era el fatídico número de asesinatos y todas ellas tenían algo en común, un símbolo grabado en sus cuerpos con forma de estrella de siete puntas, hacía sospechar a las autoridades que se trataba de un de ritual macabro. El gobernador de Riscorbo Lord Grobaras ofrecía ocho mil monedas de oro a quien acabara con aquellos asesinatos y el grupo sabía que ellos disponían de las pistas necesarias para solucionar el problema, pues los paralelismos de lo sucedido en Cala Arenosa y Riscorbo eran más que evidentes y ellos llevaban ya tiempo detrás de los asesinatos del Sihedron.

   De camino al aserradero la ciudad no dejaba de darle sorpresas, en la calle justo frente a la puerta de su posada se encontraba Glin, con su sonrisa de siempre estaba buscando a sus tres compañeros perdidos y suerte para ellos que los había encontrado pensó el joven gnomo.


   Tardaron dos horas en llegar al aserradero que se encontraba en una pequeña isla dentro de la gran ciudad de Riscorbo, el edificio estaba a pleno rendimiento y el sonido era casi ensordecedor, pero en el exterior no parecía que hubiera mucha actividad, nadie entraba ni salía del lugar. Dorkas se acercó a la entrada principal junto a sus compañeros y llamó a la puerta. Un hombre les abrió y les preguntó de malos modos que hacían allí, simulando ser un grupo de comerciantes interesados en la madera intentaron convencer al trabajador de entrar en las instalaciones para tratar precios y cantidades, pero el hombre era muy reacio a ningún tipo de charla o comercio. Un segundo trabajador llegó para ver que pasaba en la entrada y sin estar muy convencidos al final dejaron pasar a nuestros héroes al interior.

   Nada más cerrarse las puertas, los dos trabajadores sacaron sus cuchillos e intentaron apuñalar a Thorik y Dorkas, Glin hizo uso de sus habilidades y durmió a uno de ellos, pero el espectáculo acababa de comenzar.





   Escondidos tras las paredes aparecieron cinco personas vestidas con extraños ropajes y portando ballestas y cuchillos, tras un intenso intercambio de virotes, flechas, espadazos y conjuros los estrafalarios asesinos fueron reducidos y masacrados, pero uno se encontraba todavía con vida y dependiendo de la información que los aventureros consiguieran de él saldría vivo de allí. Dorkas y Stolas comenzaron a sonsacarle información mediante amenazas y algún que otro golpe, el pobre infeliz reconoció pertenecer a una antigua secta que veneraba al dios Ciric y se hacían llamar los Despellejadores; Glin comenzó también a interrogar al prisionero pero éste utilizó algún hechizo contra el gnomo que lo hizo retroceder durante un instante, la cara de Glin se tornó primero en una mueca de ira, para dar paso a una extraña sonrisa que no habíamos visto hasta ahora y sin mediar palabra sacó su daga y apuñaló al asesino hasta la muerte.

   Subimos a la segunda planta donde ya nos estaban esperando otro numeroso grupo de cultistas despellejadores, pero en esta ocasión no estaban solos. Mientras esquivábamos una lluvia de virotes todos sentimos una extraña energía a nuestro alrededor haciéndonos sentir como la vida se escapaba poco a poco de nuestros cuerpos e hiriéndonos levemente, no vimos al causante de aquel conjuro, pero sabíamos que estaba allí. Aumentando nuevamente su tamaño gracias a los conjuros de Glin, Dorkas comenzó su frenética danza entre los despellejadores que nada podían hacer frente a ella, mientras el arquero se disponía a utilizar su arco para dar muerte a sus enemigos, algo tensó sus músculos e inmovilizó de inmediato, fue entonces cuando su verdadero enemigo desveló su rostro ante ellos.




   Un elfo con una impresionante armadura comenzó a conjurar de nuevo siendo su nuevo objetivo Dorkas y mientras la bárbara avanzaba hacia él quedó inmovilizada a causa de las malas artes de su enemigo. Thorik y Glin lanzaban hechizos contra el sacerdote que resistía ferozmente, Stolas apuntaba con su arco tras zafarse del conjuro pero el elfo resultó ser un oponente formidable, tras reorganizarse y dar muerte a los pocos cultistas que quedaban con vida todos se centraron en el elfo que no pudo hacer nada frente a la fuerza de los héroes de Cala Arenosa.

   Tras la batalla, como estaba siendo costumbre, el grupo se dispuso a registrar por completo el lugar descubriendo lo que parecía ser el despacho de aquel sacerdote elfo, en su escritorio y estanterías encontraron el diario cifrado del sacerdote y en él toda la información que necesitaban.
   Ironbriar era el nombre del elfo y se sorprendieron al conocer que era juez de la ciudad de Riscorbo y líder del culto de los Despellejadores. La secta de asesinos realmente son una rama de la iglesia de Ciric que durante años han usado el asesinato y la muerte como forma de adoración a su dios, tiempo atrás Ironbriar conoció a Xanesha quién le enseño nuevas formas de asesinatos y más concretamente un ritual tras la ejecución de la víctima. Es evidente que Ironbriar cayó bajo el influjo de Xanesha quien había modificado en sus intereses la forma de actuar del culto.


   Antes de terminar en el aserradero, el grupo se percató de una pequeña estancia en el techo del edificio, Glin subió al lugar donde encontró tres cuervos encadenados, allí parece que el gnomo tuvo una pequeña charla con las tres aves, dejó marchar a una de ellas y miró hacia donde se dirigía, lo mismo hizo con la segunda y antes de dejar marchar a la tercera colocó en su pata un mensaje y la liberó fijándose nuevamente hacía donde se diría el cuervo.

   Con aquellas pruebas y el cuerpo del juez Ironbriar nos dirigimos hacia la alcaldía para reclamar la recompensa de los asesinatos, pero tras reunirnos con Lord Grobaras nuestra historia no le convenció mucho y tras leer el diario llegó a la conclusión de que la responsable de todas aquellas muertes era Xanesha y no Ironbriar, por desgracia tenía razón y dimos nuestra palabra de no volver hasta que nuestro trabajo hubiera terminado.

   Sabíamos donde teníamos que ir, los cuervos eran la clave y el pequeño mago se había asegurado de poder seguirlos. El lugar se encontraba bajo el gran puente de piedra, un barrio muy peligroso y que era mejor evitar, pero los heroes de Cala Arenosa no conocen el miedo y estaban deseando poder conocer a Xanesha aquella que nublo el juicio de Nualia y corrompió al pobre Aldern.

 
   Frente a nosotros una torre destartalada con un reloj que señalaba permanentemente las tres y en su cúspide una escultura de un ángel esculpido en ónice. Sus grandes puertas no parecían estar cerradas, entramos a la base de la torre y el lugar parecía totalmente abandonado, un carro medio roto, paja en el suelo y unas escaleras que subían hasta el campanario. Y mientras decidíamos como subir hasta la torre nos atacaron por sorpresa.



   Una enorme bestia que parecía un gigante, pero Thorik identificó como un golem de carne se avalanzó sobre nosotros, mas la fuerza del grupo redujo al impío ser en un abrir y cerrar de ojos. Algo escondía aquella torre y comenzamos a subir las escaleras en busca de respuestas. Glin nos hizo una señal de que parásemos, estaba inspeccionando la torre con su magia y había localizado tres monstruos sin rostro en el campanario, algo estaban haciendo y cuando descubrió que era fue demasiado tarde.





   Una de las campanas caía a toda velocidad chocando contra los muros de la torre y golpeando trágicamente a Thorik y Stolas, el golpe fue de tal magnitud que ambos cayeron al vacío. Tras el fuerte golpe Stolas vio a Thorik sobre un charco de sangre y sin pensarlo sacó una de sus pociones vertiéndola sobre la boca del enano, Thorik recobró el conocimiento, a pesar del fuerte golpe en la cabeza y los huesos rotos invocó a Moradin he hizo que las graves heridas que ambos tenían sanaran en un abrir y cerrar de ojos. Arriba en la torre avisaron a sus compañeros de que se encontraban bien, ahora les tocaba a ellos.


   Los tres acechadores sin rostro les esperaban arriba en el campanario, sin pensarlo Dorkas se abalanzó sobre ellos mientras Glin desaparecía tras las espaldas de ella. Al encontrarse junto a los tres monstruos Dorkas aumentó su tamaño adquiriendo las proporciones de un gigante, golpeando con furia a sus adversarios, sus músculos daban la sensación de aumentabar de tamaño y sus sablazos ganaban potencia y letalidad; las tres bestias intentaron atacar, agarrar y acabar con Dorkas de todas las maneras posibles, pero fue ella quien dio fin a sus miserables vidas.

   Tras el combate el grupo volvió a reunirse, Thorik curó las heridas de Dorkas y los cuatro heroes subieron a la parte final de la torre.
   Allí tenían la imponente figura del Ángel en una estancia totalmente diáfana llena de libros, cofres, enormes cojines sobre telas de seda y frente a ellos...Sorpresa! Soy Xanesha!




Comentarios

Juan ha dicho que…
Gran cronica. Oleee
Red Langosta ha dicho que…
Madre del amor hermoso! Increíble la historia, y menudo cliffhanger. Me ha dado coraje terminar de leerlo, así que no imagino lo que es llegar ahí y terminar la partida. En la siguiente tocarán revelaciones buenas buenas.
Martin Painter ha dicho que…
Juanjo no tardó en irse al terminar la partida porque sospechaba que su integridad física peligraba y tenía razón :)
Buenísima crónica, si señor! Me encanta la última frase jejeje. Al fin conoceremos a aquella que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado!

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