La rueda del destino gira constante e inmutable. En una taberna del puerto de Korvosa, sentado en una pequeña mesa, solo, mirando de soslayo y jugando con su baraja de cartas, Variel mira extrañado una carta que no le pertenece. La rueda continúa girando. A las afueras de la gran ciudad de Korvosa, un joven elfo espera con paciencia a que algún animal caiga en su rudimentaria trampa, con un poco de suerte podrá tener algo con lo que alimentarse ese día. Suena un leve tintineo avisando que de por fin, la espera ha terminado, pero para sorpresa de Goelezar, no hay ninguna pieza en su interior, solo una carta. El destino gira que gira. Paseando por los viñedos familiares, una joven ve algo raro creciendo entre las ramas de la viña, una carta que arranca de la parra, cual uva madura. Rueda que rueda. Una voz gutural suena por encima de todas las demás pidiendo que le traigan otra jarra de cerveza, Irún está sola, se podría pensar que su aspecto es la causa de su aislamient...
Frikadas & crónicas del entorno rolero, fetenero y phoskitero cordobés