Nuestra historia comienza en la gran ciudad de Korvosa, donde el último día del mes de Flamarül nació nuestra pequeña protagonista, Morgana.
Vivir en una ciudad como Korvosa no es fácil, pero nuestra heroína estuvo marcada por la diosa Fortuna desde su primer día. Crecer en el seno de la casa Zenderholm te asegura o cómo poco ayuda a tener un dichoso porvenir.
Sus padres atendían el vivero más grande de toda Korvosa, incluso disponían de un pequeño viñedo con el que elaboraban su propio vino. No era el negocio más lucrativo de la ciudad, y por supuesto estaba lejos de la fama e influencia que la casa Zenderholm ostentaba entre jueces y magistrados, pero era un trabajo honrado y rentable.
Morgana era la menor de siete hermanos; ya desde pequeña se ganó el corazón de toda su familia por su carácter gentil y vivaz; tenía algo especial que a todos encandilaba.
Pero también era una fuerza de la naturaleza difícil de controlar, era común que Morgana se perdiera entre los diferentes puestos del mercado, que fuera sola al puerto para ver los barcos llegar...
Y con el paso del tiempo éste carácter indómito iba a más. Sus incursiones fueron pasando de horas a días, nadie sabía a dónde iba o que hacía, pero lo único seguro es que siempre regresaba a casa, sana y salva.
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