Ir al contenido principal

Reunión

La rueda del destino gira constante e inmutable. 

En una taberna del puerto de Korvosa, sentado en una pequeña mesa, solo, mirando de soslayo y jugando con su baraja de cartas, Variel mira extrañado una carta que no le pertenece.

La rueda continúa girando. 

A las afueras de la gran ciudad de Korvosa, un joven elfo espera con paciencia a que algún animal caiga en su rudimentaria trampa, con un poco de suerte podrá tener algo con lo que alimentarse ese día. Suena un leve tintineo avisando que de por fin, la espera ha terminado, pero para sorpresa de Goelezar, no hay ninguna pieza en su interior, solo una carta.

El destino gira que gira. 

Paseando por los viñedos familiares, una joven ve algo raro creciendo entre las ramas de la viña, una carta que arranca de la parra, cual uva madura.

Rueda que rueda.

Una voz gutural suena por encima de todas las demás pidiendo que le traigan otra jarra de cerveza, Irún está sola, se podría pensar que su aspecto es la causa de su aislamiento, pero algo más profundo y oscuro hace que la gente se aparte de ella. Por fin llega la tan ansiada cerveza, la primera en toda la noche que le sirven fría y con un bonito posavasos, pero al retirar el cartón de la jarra se da cuenta de que no es un posavasos lo que tiene en sus manos, sino una carta.

Por la corriente del tiempo, bajo las aspas de la vela. 

Son pocos los altares que se erigen a Tymora en una ciudad consumida por la codicia; en uno de esos lugares sagrados, la devota Bensa reza por la fortuna de sus fieles y la caída de los condenados. Pero algo llama su atención, bajo unas monedas de cobre, encuentra una carta y en su reverso un mensaje. 


A las tres de la mañana, en la única casa de la calle Lanceta, Variel acude puntual a su cita. Justo cuando va a llamar a la puerta, ésta se abre, un fuerte olor a incienso sale del interior, Variel cruza la entrada, accediendo a una habitación con una mesa y seis sillas vacías. 

Goelezar encuentra la puerta abierta, al entrar se topa con un elfo alto, esbelto, bien vestido y con cara de no saber donde se haya. 

-"Hola, ¿quién eres?"

-"Mi nombre es Variel, me han citado aquí, ¿has sido tú?"

Pero antes de que Goelezar pueda responder, una joven humana entra en la habitación, ella se presenta: 

-"Buenas noches, soy Morgana". 

Ninguno de los dos elfos responde, detrás de Morgana aparece una gigantesca mole de color verde con cara de pocos amigos y mirada amenazante. La desconfianza comienza a crecer entre los asistentes, pero por suerte una voz dulce y alegre calma un poco los ánimos:

-"Hola a todos, soy Bensa y me han enviado un mensaje, ¿quiénes sois vosotros?" 

Los cinco asistentes se presentan y muestran sus respectivas cartas. 

-"He sido yo quien os ha convocado", dice una mujer, de rasgos masculinos, vestida con una túnica de vivos colores. 


-"Mi nombre es Zelara, sed bienvenidos a mi casa, sentaros por favor". 

Los cinco se sientan alrededor de la mesa, expectantes a lo que Zelara tiene que contarles. 

-"Llevo mucho tiempo detrás de una rata muy grande, he gastado todos los recursos de los que dispongo en encontrarla y durante esa búsqueda, mis cartas me han guiado a vosotros". "Todos sabéis de quien hablo, ¿verdad? Conocéis el nombre de Graeden Lamn; pues sé donde se encuentra, pero yo no puedo ir en su busca, os pido por favor, que vosotros lo encontréis por mí y acabéis con él". 

-"Muy bien", dice Bensa, "todos tenemos un motivo por el que queremos ver muerto a Graeden, el mío es personal, no sé si sabéis que Graeden utiliza a niños pequeños, los esclaviza y les obliga a trabajar para él, son conocidos como los 'niños de Lamn'. Pues yo fui una de esas niñas, hace años casi me mata de una paliza, pero la fortuna estuvo de mi lado y pude salvar la vida". "Ahora que se me presenta esta oportunidad, quiero cobrarme mi venganza". 

-"Yo conocía de la existencia de esos niños" responde Morgana, "esa es la razón de que quiera encontrar a Graeden". 

-"Tengo una pregunta que hacerle" dice Goelezar, "dejadme hacerle una pregunta y después podéis hacer con él lo que os dé la gana". 

-"Pues conmigo tiene una deuda pendiente" dice Variel. 

La última en hablar es Irún, parece que se estremece cuando dice: 

-"Lo conozco personalmente, disfruta viendo como otros hacen el trabajo sucio qué él no se atreve hacer, no podemos dejar que gente así ande suelta por Korvosa, cuenta conmigo Zelara". 

-"Bien, muchas gracias a todos por ayudarme, sabed que Gaedren se encuentra en el muelle 17, en el distrito portuario. Pero antes de que os vayáis, una última cosa, dejad que os lea la buenaventura". 



El grupo accede de buen grado, cada uno recibe una carta del tarot y una advertencia de Zelara: 

-"Caos en vuestro futuro, veo un caos que nada tiene que ver con Lamn, por favor, sed precavidos y cuidaros entre vosotros". 

Una fuerte ráfaga de viento golpea el exterior de la casa haciendo temblar las ventanas, la luz de la habitación se apaga y Zelara ya no está, ha desaparecido. 

Es de noche, el variopinto grupo de personajes abandona la casa de la adivina preguntándose qué hacer. 

-"Es hora de actuar, no perdamos el tiempo" dice Morgana, "hay vidas en juego". 

-"Pero no sabemos cómo es el lugar o si estará vigilado por guardias" responde Irún. 

-"Pues vayamos a averiguarlo ahora" comenta el elfo de nombre Goelezar. 

Variel y Bensa asienten afirmativamente, bajo la protección de la noche, los cinco se adentran en los muelles en busca de Gaedren Lamn. 

El muelle 17, una pesquería que ha conocido días mejores, el lugar parece abandonado y casi a punto de derrumbarse. 


Ha llegado el momento de actuar, hay varias entradas y una pasarela de madera alrededor del almacén, con sigilo, uno a uno nuestros aventureros avanzan por la pasarela de la derecha, pero Irún que va en último lugar, golpea su mangual contra la pared y el suelo, en ese momento una luz se enciende en la pesquería y unos ladridos suenan en su interior. 

Sin pararse a pensar, Variel saca unas ganzúas y abre la puerta, el grupo entra a una pequeña sala. 


Pero el factor sorpresa se ha perdido, los ladridos suenan cada vez más cercanos, algo golpea la puerta que se encuentra frente a ellos y en ese mismo instante aparece un gnomo con la cara desencajada, porta un arco y en el cinto lleva un kukri ensangrentado; junto a él, un perro viejo no para de ladrar y tras ellos un semiorco, que se acerca lentamente blandiendo un hacha, en su hosco semblante se vislumbra una siniestra sonrisa. 


Tras otra puerta aparece el último de los guardias, un hombre bien vestido portando una varita brillante. 


Los aventureros muestran sus habilidades durante la lucha, Goelezar e Irún son diestros guerreros en el combate cuerpo a cuerpo. 

Los movimientos de Variel son precisos y mortales. 

Bensa utiliza sus plegarias curativas. 

Y los encantos de Morgana van más allá de su belleza, pues consigue dormir a los atacantes con su magia. 

El combate termina de manera rápida y violenta. 

Durante la inspección del almacén, en la planta baja, encuentran en una amplia sala a un grupo de niños sucios y pertrechados con palos. En ese instante, uno de los niños tira el palo al suelo y sale corriendo hacia el centro de la sala. Morgana corre hacia ella:

-"Lunbig, tranquila, todo ha pasado, está bien pequeña, ya estoy aquí".

Ambas lloran y se consuelan, pero el resto de niños siguen asustados, Variel se acerca a ellos y consigue tranquilizarlos con unas dulces palabras.

Los corderos de Lamn han sido encontrados, pero el malhechor sigue vivo, el almacén está vacío y sólo un pequeño barco destartalado es el único lugar donde continuar buscando. 

La madera cruje a cada paso que damos, está húmeda y podrida. Bajamos por la bodega, el lugar está sucio y lleno de telarañas, varias sombras corretean alrededor de Irún, son arañas enormes, del tamaño de un gato, que no dudan en atacar. 


Al ser la primera en avanzar, la semiorca recibe todos los mordiscos venenosos de las arañas, se tambalea durante la lucha, pero sus nuevos compañeros corren rápido en su ayuda, dando muerte a los terribles insectos. 

Bajo el muelle 17 en una zona oculta, encontramos a Graeden, sucio, consumido por el tiempo, con una ballesta apuntando al agua. Nos mira uno a uno, desvelando nuestros oscuros secretos:


-"Irún, sabía que volverías, tengo suficiente escalofrío para saciarte, ven, toma, no te voy a cobrar la primera dosis". 

"Oh Variel, cuánto tiempo, sucio perro traidor, ¿te creías más listo yo? Gran error, nadie es más listo que Graeden y nadie me traiciona". 

"Joven Goelezar, no sé qué haces tú aquí, pero ya que acompañas a estos despojos, me encargaré de ti, igual que en el pasado me encargue de tu padre". 

"Y tú Bensa, mi querida hija pródiga, has vuelto con papá, siento realmente cómo nos despedimos, perdóname por golpearte, perdóname por no haberte golpeado con mayor fuerza y haberte dado muerte en aquel callejón de mala muerte". 

Una saeta golpea el agua con fuerza y un estallido brota hacia la superficie, un gigantesco cocodrilo emerge furioso dando dentelladas a diestra y siniestra. 


-"Ven Mordisquitos, únete a la fiesta". 

Las cuentas pendientes con Graeden se han de cobrar con sangre, a pesar de su vejez, Lamn lucha con gran ferocidad por su vida y por su tesoro. Pero el viejo carcamal no es rival para ellos, su mascota, no es capaz de alcanzar a los cinco y finalmente es derrotado, pero incluso vencido, se aferra a la vida como una garrapata.

Mientras deciden que hacer con él inspeccionan su habitación, que huele a orina, excrementos y está llena de moscas. Colgada de la pared, una sábana roja oculta los restos de un ser humano, alguien a quien habíamos conocido hace poco tiempo, Zelara Esmeranda. 

-"¿Cómo es esto posible?" dice Morgana. "¿De quién es el cuerpo que hay en tus aposentos?".

-"¡Responde escoria!" le increpa Irún.

Graeden levanta la cabeza del suelo, escupe sangre y un par de dientes:

-"¡Ah, la adivina, su nombre era Zelara! Llegó aquí hace semanas en busca de venganza, no se cómo, pero sabía lo que le habíamos hecho a su hijo. Por suerte Yargin la encontró antes de que pudiera hacer nada y me la trajo". "Que buenos ratos pasamos con ella, primero yo por supuesto, luego Yargin, después Risitas...".

-"¡Calla de una vez!" exclama Bensa acercándose a Lamn, de su cinto saca un cuchillo de hoja curva. -"Ya me he cansado de escuchar tus palabras padre, ahora... Quiero oírte gritar". 

Introduciendo el cuchillo en los pantalones de Graeden, mediante un gesto brusco, Bensa arranca del interior un colgajo de carne ensangrentada. El anciano chilla y se retuerce de dolor.

-"Toma Mordisquitos, un pequeño aperitivo, antes de cenar". Bensa tira el trozo de carne al cocodrilo, se acerca a Lamn y comienza a tirar de él.

-"¿Me vais a ayudar u os vais a quedar mirando lo que resta de noche?". Sus compañeros comienzan a reaccionar, tiran del cuerpo de Graeden Lamn y lo lanzan a las fauces del terrible reptil.

Por fin el camino de Lamn ha llegado a su final. El trabajo estaba hecho.

Pero las sorpresas no terminaban ahí, junto al tesoro del viejo avaro, por encima de todos los objetos, sobresalía un broche que le era familiar a Morgana, una joya que había visto antes y del que había oído hablar, el broche de la Reina de Korvosa. 


Saliendo al exterior de los muelles, asimilando todavía lo ocurrido, la luz del amanecer era más intensa de lo normal, no era una luz natural, era fuego, incendios por toda la ciudad... Gritos y más gritos se escuchaban por las calles:

-"¡Korvosanos! ¡El rey ha muerto, nuestro rey ha muerto!"







Comentarios

Juan ha dicho que…
Bravisimo.
Red Langosta ha dicho que…
Buenísima. Joder, ha sido casi una transcripción de la partida.
Faltó el momento en el que Raquel le corta la polla a Gaedren y se la echa al cocodrilo, pero el resto casi tal cual XD

Y ahí os encontráis ahora, con Korvosa al borde de la anarquía, a la espera de que alguien la salve.

Seréis vosotros?
Martin Painter ha dicho que…
Bueno, algo he cambiado, espero haber mejorado el relato.
Red Langosta ha dicho que…
Si, hombre, le has metido detalles tuyos, como el nombre de la mascota XD

Me refería al grueso de la historia
Juanjo ha dicho que…
La Rueda del Tiempo!
Dorkas ha dicho que…
Pedazo de crónica!!

Entradas populares

La llave del destino XI - Sombras y recuerdos (Final del primer libro)

Ha pasado otra noche desde entonces y tampoco puedo dormir. Intento evadirme con la guardia y así mantener la mente ocupada con otra cosa. Es extraño, ya que han sucedido una serie de cosas por las que debería estar realmente contento: Hemos derrotado ejércitos y monstruos fantásticos, hemos rescatado inocentes de un final atroz, hemos encontrado objetos maravillosos, hemos conocido criaturas bastante peculiares y me han hecho regalos increíbles. Me siento más rápido y ágil que nunca, pero aún así, me invade constantemente la sensación de que hay algo que no va bien. Recuerdo al kender Caminachiflando en las proximidades del Monte de Malystryx, cuando nos dio una serie de objetos para rescatar a su gente. Acto seguido comenzamos a trepar esa montaña ennegrecida que siempre parecía que iba a estallar en cualquier momento. Subimos a una de las pequeñas chimeneas y nos adentramos en la oscuridad que nos dirigía hacia el corazón de la montaña. Siguiendo el camino, llegamos a una gruta bast

Gritos en la oscuridad

Tras el último encuentro nos encontramos exhaustos, buscamos un lugar donde intentar descansar; ahora el castillo de Ravenloft parece mucho más oscuro y frío que antes, incluso el silencio es distinto en este lugar maldito. Algo perturba la guardia del pequeño pícaro, un grito lejano llama su atención, la voz le es familiar, ¿podría ser la de su compañero desaparecido? El primer impulso de Radek es salir corriendo en busca de su amigo, pero antes despierta al grupo con un grito tembloroso. Nos levantamos y preparamos para ver qué sucede, no se escucha nada. Pharaun calma los ánimos y aclara que esos gritos provienen realmente del castillo y toda la maldad que hay en él acumulada. Tras la última guardia Lagertha despierta a sus compañeros, en su rostro se ve que no ha sido una guardia tranquila, algo la ha perturbado, pero nadie le pregunta por lo que continuamos nuestra marcha fúnebre.  Decidimos volver al túnel que las hormigas gigantes hicieron en la pared, descendemos y avanzamos ha