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La Mansión

 Korvosa era un caos… ¡Es un caos! Con todo lo de la plaga. Poco recuerdo de todo… y aún menos, quiero. Si fuese posible borrar semejante atrocidad de mi mente, no me lo pensaría dos veces.


Y no soy de los que se impresionan con facilidad… Mi vida no ha sido fácil. He visto, oído, olido y tocado cosas que ninguno quisiera haberlo hecho. Pero en nada supera a lo que viví aquel día…


No me gusta hablar de mi… no lo hago, siempre que puedo evitarlo. No tuve una infancia fácil… ni una adolescencia, ni una juventud que lo fuera… ni siquiera, dentro de los cánones de mi raza (y mira que tuve tiempo…). De nada me arrepiento de lo hecho, y nada me queda pendiente a día de hoy… A día de hoy. Pero ¿Cómo debo designar lo vivido entre el ayer y el hoy?... Déjame contarte.


Todo terminó con la plaga y empezó con ella. Era y es evidente que hay una mano negra detrás, y que nada natural lo dirige… Es entonces cuando apareció ella, la muchacha Vistaní: Deyanira… no recuerdo el nombre de su clan. Andaba desesperada, y yo hechizado… pero, soy elfo ¿verdad? ¿Cómo es posible?... Lo dejo pasar...


Nos abordó sin remilgos… Aun me cuesta esto, a pesar de que, a cada paso que damos, todos nos reconocen y elogian, debido a pasadas hazañas. Pero, ¿se acostumbra uno alguna vez a este exceso de atención? Lo disimulo con arte, propio de mi raza, pero no es así…




Atendemos su demanda… urge encontrar a su hermano perdido, un tal Ruan, artista y músico… Siempre amé la música. Pero me concentro y escucho. Me hago el acostumbrado, pero lo he hecho tantas veces, que mi esencia élfica pasa desapercibida. Recuerdo un lugar, una dirección… No es difícil encontrar, pues conozco la villa como la palma de mi mano.


Habrá problemas… su tono y su historia así lo confirman. No todos lo perciben, pero hay algo con esta vistani, que hace que la entienda mejor que otros lo hacen… Cuando llegamos al lugar, todos mis temores se confirman.


Es una enorme finca, hermosa y fastuosa. Los adornos y estrambotes se asemejan a un lugar de festejos, con rojos y amarillos enarbolados en banderolas. Un enorme seto rodea el lugar, y es por ahí por donde entramos.


Nos colamos en un lugar muerto, sin vida… lo percibo. Por la “puerta de atrás”, entramos, y tras registrar la casona de los criados, nos dirigimos a la gran casa de dos plantas. Nos apercibimos de que las voluminosas ventanas de la mansión están trancadas desde dentro, siendo toda nuestra vista en las voluptuosas cortinas de satén carmesí que impiden nuestra visión del interior.


Nada pude comparar a lo visto dentro… y he visto mucho. Entramos en la casa por una entrada lateral. El ruido que detectamos tras la primera puerta, ni por asomo nos podía alertar de lo que íbamos a encontrar más allá del dintel… Un comedor, con varios comensales celebrando… la muerte! 


Fascinación y espanto por doquier! Monstruos viles cubiertos de alhajas y vestidos finos, máscaras que ocultaban la faz de muertos en vida!... Atrás a tiempo, y que la bondad de los dioses benignos devuelvan a estos engendros a la paz!





La escena inicial solo fue una esperpéntica repetición que, considero,  duró demasiado tiempo, o eso creo… Quizá lo fuese, pero aun discuto con mis compañeros no élficos sobre ese dilema… Seres, ni vivos ni muertos, engalanados en bellas telas y portando exóticas máscaras, nos atacaban sin tregua, aunque todos acabaron inertes a nuestros pies.


Una risa aguda interrumpía, a veces, nuestra deambular. Exploramos toda la casa, con su cacofonía constante y molesta. Limpiamos del hedor de la muerte el lugar, hasta que finalmente, la capturamos.


Se llamaba Jolistina. Era hermosa como solo pueden serlo nuestras hembras. Y corrupta, como solo pueden serlo los humanos. Su adicción la había perdido. Era nuestra, pero ella no lo sabía, y bajo el poder de su potente droga, no tenía nada que hacer.




Hablo más de lo que quiso, aunque era difícil entenderla. El nombre de “Rolth” parecía especialmente importante para ella. No sabemos si dijo algo más a la guardia de la ciudad, cuando fue entregada a las autoridades. Tampoco sé si, a mis compañeros de aventuras, les dijo algo. 


La plaga sigue asolando Korvosa. Los picos de cuervo no son de fiar. Las doncellas grises tienen el poder… El tiempo sigue transcurriendo, y todos están muy alterados, como si el fin del mundo se acercase… Pero ¿es realmente el final?






Comentarios

Martin Painter ha dicho que…
Buena crónica Paco y muy buenas imágenes del carnaval que sufrimos.
Juanjo ha dicho que…
Muy bien Paco, y original usar fotos en lugar dde ilustraciones
Red Langosta ha dicho que…
Jolistina Suspeiro... Una elfa rota por el abandono y la soledad. Con más puntos en común con tu personaje de los que piensas. Un reflejo de cómo pudiste haber acabado con un empujón en la mala dirección y tú, para ella, cómo pudo haber acabado si alguien la hubiera empujado en la dirección buena.
Goelezar ha dicho que…
Mmmm... genial giro! Así de frágil es la mente de un elfo en estos entornos de locura urbana y humana! Me gusta! Me quedé en el filo de la navaja!

Gracias a todos, y me alegro de que os haya gustado! :)

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