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Lo que ocultaban los Arkona

 Pocas cosas hay que odie más que no encontrar mi orientación. Y en este maldito laberinto, bien que me ha costado. Abandonamos de una vez por todas este condenado sitio para retomar fuerzas a las puertas de la prisión de Neolandis Kalepopolis, antiguo Senescal y posiblemente llave a este misterio.

Una vez recobrados tras una noche entre humedad, oscuridad, ruidos escurridizos y la certeza de que algo nos acecha, damos un trago de agua fresca a la cantimplora y nos disponemos a cumplir con el rescate.

La entrada a la cárcel no es cosa fácil. Una criatura de pesadilla que son varias mujeres gigantes en una nos planta frente. Intento rodearla, buscar su punto débil, fintar...todo en vano. No deja ni un solo ángulo sin proteger. Curiosamente, siento en mi interior que algo liga nuestros destinos. Por suerte, no hay mucho tiempo para indagar en ellos tras los golpes de Iru. Somos los Héroes de Korvosa.

Rescatamos a Neolandis de un potro de tortura, y tras una breve conversación con Vencarlo se nos revela la peor de las realidades. La Reina está persiguiendo la inmortalidad a través de un sombrío pacto que implica la reencarnación de un Lord Dracónico de la Guerra. Un ente que estaba bien enterrado bajo Korvosa y que la Reina ha decidido despertar.

Sin mucho tiempo a disquisiciones, nos emprendemos a acabar con todo esto. Empezamos por dar cuenta de la fuerza motriz del laberinto, nada menos que cuatro olifantes no muertos. Seguimos por nuestro conocido del templo Rakasha, que ya ha asumido su verdadera forma.

El combate no es fácil, pero sorprendemos a Avidexu junto a sus cobras. Lo mejor, que Iru es capaz de sobreponerse a su intento de dominación mental. Lo peor, la parte que se lleva él.

Tengo que reconocerlo: ya no me basta con esto. Quiero más, quiero acabar con todo este mal. Está claro que Arkona no es solo un clan, es una auténtica infección en Korvosa. 

Nos ocultamos bien, pero cuatro aberraciones a medio camimo entre serpientes y Rakasha nos reciben. No es un combate fácil. No viven para contarlo, somos los Héroes de Korvosa.

Glorio Arkona nos aplaude desde su balcón. Por fin nos enfrentamos. Nos mira con desdén y acude al combate. Murmuro "ven gatito, estás ante los leones". 

El combate prueba estar al nivel de la fama de Glorio Arkona. Iru y yo damos todo sin éxito, hasta que nuestros compañeros ponen todo su poder en desnudar a Glorio de su magia. Como un disfraz al que se le van arrancando telas, lo van dejando desnudo para que nuestros golpes lo alcancen. Y vaya si lo hacen. No es fácil, pero acabamos de una vez por todas con la lacra de los Arkona. Ante nosotros, la vuelta a Korvosa y una nueva era en la que la verdad es revelada a través del Senescal. Debemos levantar a Korvosa, debemos recuperar lo que es nuestro. 

Suena imposible.

Suena a muerte segura.

Lo sabemos. Y lo conseguiremos.

Somos los Héroes de Korvosa.

Comentarios

Red Langosta ha dicho que…
Make Korvosa great again!

Cuando parece que Korvosa ha tocado fondo, algo ocurre que la hace sumergirse más en el lodo.

Harán falta héroes excepcionales para quitarle toda la podredumbre y hacerla brillar de nuevo.
Martin Painter ha dicho que…
Buena crónica, si señor. Muy inspirada la frase:"Ven gatito, estás ante los leones" :)
Red Langosta ha dicho que…
Qué somos? rakshasas? O nenazas?

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