Ah, Strahd, pronto encontrarás la muerte verdadera, y con ella los habitantes de Barovia encontrarán la tranquilidad. No se me quita de la cabeza esa procesión fúnebre en la que almas de aventureros encadenan una noche tras otra de frustración y tortura. En esta ocasión comenzamos nuestra jornada con un nuevo vistazo a la iglesia de Lathander, ahora pasto de la batalla que libramos. Mientras comento con Ravic los aceites que pueden aún aprovecharse del malogrado laboratorio de alquimia, Radek aparece con esa típica sonrisa y una cadena hecha de un mineral de otro mundo. Su fulgor revela magia antigua y poderosa. Que espectáculo, que artes arcanas están contenidas en ese trozo de metal esculpido hasta formar un arma mortal! Y bien sabe Strahd que será una de las víctimas más famosas del mismo. Sabiendo ya que nuestro siguiente objetivo se halla en la falsa tumba de Sehm, nos ponemos en rumbo a ella. Tengo que admitir que mi recelo hacia Madame Eva se está tornando amistad...
Frikadas & crónicas del entorno rolero, fetenero y phoskitero cordobés