A estas alturas es vox populi que yo en el trabajo no hago otra cosa que escuchar rock y leer libros de Phillip K Dick. No me envidies, es parte de un astuto plan para desconcertar a mis jefes y que por fin me despidan. Pero no dejemos que mi insustancial vida laboral nos desvíe del tema principal de este post. Una revelación cósmica que conecta a PKD con la serie perdidos, a través de una de sus novelas, “tiempo desarticulado”. Recordemos a los números “mágicos” con los que Hugo ganó la lotería, que debían ser introducidos a intervalos regulares en la estación y que parecen relacionarse espectralmente con la isla. Estos números son fruto de la interacción de Hugo con un zumbado del psiquiátrico. Que los escuchó en una transmisión mientras se encontraba en una estación militar de radio en el pacifico. Ahora leer un extracto del primer capitulo de “tiempo desarticulado” cortito. Y veréis que algo de inspiración si que hay. Sobre todo después de ver los últimos capítulos, donde viajes en el tiempo, falsos recuerdos y una percepción desarticulada del tiempo son la temática principal.
De un loco conspiranoico, para otros como yo.
((Empezó a comer reflexivamente. Pero no probó la sidra de manzana; prefería la cerveza caliente de la lata que venía sorbiendo desde hacía poco más o menos una hora. ¿Cómo puede resolver esos intrincados problemas matemáticos y beber cerveza caliente?, se preguntó mientras recogía el abrigo y el bolso y salía precipitada de la casa hacia el coche. Parecería que eso puede enturbiarle el cerebro. Pero está acostumbrado. Durante el servicio militar adquirió el hábito de atiborrarse de cerveza caliente un día tras otro. Él y un compañero estuvieron dos años confinados en un minúsculo atolón en el Pacífico a cargo de una estación meteorológica y un transmisor de radio.))
De un loco conspiranoico, para otros como yo.
((Empezó a comer reflexivamente. Pero no probó la sidra de manzana; prefería la cerveza caliente de la lata que venía sorbiendo desde hacía poco más o menos una hora. ¿Cómo puede resolver esos intrincados problemas matemáticos y beber cerveza caliente?, se preguntó mientras recogía el abrigo y el bolso y salía precipitada de la casa hacia el coche. Parecería que eso puede enturbiarle el cerebro. Pero está acostumbrado. Durante el servicio militar adquirió el hábito de atiborrarse de cerveza caliente un día tras otro. Él y un compañero estuvieron dos años confinados en un minúsculo atolón en el Pacífico a cargo de una estación meteorológica y un transmisor de radio.))
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