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Tierras malditas (La llave del destino V)


El valle estaba desierto, a lo lejos una torre de vigía y el templo derruido. Daba la impresión de que debía hacer mucho que estas tierras no eran pisadas por seres vivos y posteriormente comprobaríamos que lo único que permanecía allí era el mal y la corrupción.
Aún era temprano así que decidimos explorar la zona y que mejor lugar para tener una buena vista del valle que la torre de vigilancia. No fue buena idea, a quien coooñ… se le ocurriría.

Antes de llegar a la torre ya empezaron los problemas.
Por los dioses del abismo! No podía ser verdad lo que veían mis ojos: seis leones hambrientos, se lanzaron sobre nosotros cuesta abajo desde la torre de vigía. Debía hacer muuucho que los animalicos no comían pero no me hacia mucha gracia que yo fuera lo que pretendían comer.

Lo próximo que relataré es un hecho que cambiaría mi forma de ver la misión y haría que mi corazón se quebrara.
Fue una lucha encarnizada, mi alma se encendió y sentí como una bestia se apoderaba de mi cuerpo; miembros amputados, sangre en el rostro, olor a muerte, gritos… caos. Cuando me hice con el control de mi mismo vi como uno de los nuestros había caído en batalla.
Dioses por qué nos habéis abandonado!!!!
En ese momento me embargó una sensación de venganza que no había experimentado anteriormente.
Sir Heltar había dado su vida por nosotros. Nunca olvidaré al paladín más valeroso que he conocido.
Prometo que vengaré tu muerte Sir Heltar!!
Acabaré con el mal de estas tierras y se reconstruirá el templo en el que pediré que haya una capilla en la que permanecerán tus restos incorruptos para que fieles de Paladine puedan visitar tu tumba y venerar al gran Heltar.

Para ello tenía que poner a salvo su cuerpo ya sin vida. Tras hablar con el resto de mis compañeros y “asegurarnos” de que en la torre no había más peligros, sólo unos espíritus que rememoraban su muerte en batalla (orgros contra humanos), me dirigí a la salida del valle para llevar los restos de Sir Heltar a la tribu Mikku pero.. siiii, los dioses me habían escuchado y parecía que no nos habían abandonado.

Un kender hermano, que reconozco que era algo raro ya que hablaba con una calavera, se ofreció a ayudarme y tras conjurar unas palabras me dijo que el cuerpo permanecería incorrupto. Ahora solo que daba esconder el cuerpo. No había muchas opciones (encima o debajo d una palmera) Decidimos que mejor debajo jejeje.
Thanathos, el kender, tenía cosas que hacer así que quedé con él en que nos veríamos a la noche y así le presentaría al resto del grupo. Como se alegrarían de ver a otro kender más en el grupo, pensé.

Volví con mis compañeros, los cuales se extrañaron de mi regreso tan temprano (soy rápido como un rayo, es broma, es que no fui). Les expliqué lo ocurrido y me miraron un poco raro, amosss que tuve que llevarlos a la entrada para que creyeran lo que les había dicho, luego de vuelta a las tierras malditas.
By Ventura, otra visión de pa habernos matao

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